Hablar de creatividad es un tema que me fascina. A lo largo de mi vida profesional y personal me encuentro con personas que se auto etiquetan o etiquetan a otros como: “Yo no soy creativa/o” o “tú no eres creativa/o” en ese caso, sería como jugar a arrancar pétalos de una flor y decir al azar: “me quiere”, “no me quiere”.

No podemos olvidar que la creatividad es uno de los atributos más apreciados en todos los ámbitos, no solo en el artístico. La creatividad se refiere a la capacidad que tenemos los seres humanos de resolver problemas y, en esa categoría, cabemos todos sin importar lo que diga nuestro puesto de trabajo.

Desafortunadamente, y regresando al tema de prejuzgar, desde que somos pequeños existe una mala percepción y entendimiento sobre la creatividad; desde temprana edad empezamos a ser calificados o calificar a otros, a formar grupos de “los creativos” y el grupo de “los no creativos”; lo cual me parece bastante tajante.

Lo mismo sucede en ámbitos laborales y, principalmente, en el mundo de la mercadotecnia, donde existen departamentos dentro de agencias que se llaman “departamentos creativos” en donde la jerarquía de pronto se aventaja. En ningún momento intento demeritar a esas áreas, pero lo que quiero resaltar es que las personas que no forman parte intrínseca no deben de estar restringidas en temas de creatividad porque, al igual que en cualquier espectáculo, todos los que están en el backstage hacen posible que suceda un evento y lo mismo sucede con cualquier campaña.

La realidad es que, ante la digitalización, el talento, las habilidades y la actitud harán la diferencia para permitir prevalecer y sobresalir.

Es vital recalcar y jamás olvidar que la creatividad va más allá de que podamos pintar un lienzo, componer una canción, escribir, esculpir, cantar, bailar o pararnos de cabeza con una mano; la creatividad va más allá también de cómo nos vistamos, y de cómo nos veamos.

La verdadera creatividad, más allá del look que cada quien elija portar, radica en la manera de pensar, de razonar, de cuestionarse; se enfoca en los niveles de curiosidad, de observación e investigación que tienen los individuos para que su mente no se bloquee; para tener la confianza en sí mismos y en sus equipos de trabajo de que siempre existe una solución para todo, que tengan suficiente tolerancia a la frustración para que, si una solución no es la mejor, siempre hay plan b, c, d y hasta z.

La creatividad es de aquellos que no buscan solo y solos las medallas y reconocimientos que, si bien es halagador, muy halagador ser visto, escuchado y premiado, también una mente creativa es la que tiene claro que las ideas se inspiran comúnmente en cosas que ya existen y que el ingenio es poder reinventar, encontrar y permear con un toque especial, personalizado y digno para las audiencias.

Una persona auténticamente creativa es aquella que trabaja en equipo porque, si bien, es posible que una gran idea surja de una sola persona, la implementación implica la colaboración de muchos.

Si no existe la planeación, los procesos, la flexibilidad y la colaboración, entonces la creatividad no será suficiente para alcanzar el éxito.

Sin importar el giro o el departamento para el que trabajes, te recomiendo preguntarte, ¿qué está frenando a mi marca o a mi persona a ser aún más creativa?