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Los perfiles de cada usuario, personalizados con sus intereses e historial de consumo, son empleados con otros fines.
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Las plataformas de video estudian cada una de sus cuentas registradas y ceden toda esa información a terceros sin autorización.
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Las empresas usan ese perfil, previamente comprado, para bombardear al usuario con publicidad a fin a su estilo de vida.
Las plataformas digitales, de todo tipo, pueden registrar no sólo datos personales como nombre, dirección, teléfono o email, sino también aquella información que se registra únicamente con el uso; en el streaming es mucho más preciso, pues al personalizar un perfil y seccionarlo por rango de edad, género y gustos, los hábitos de consumo de un usuario generan un conocimiento táctico de esa persona y su vida cotidiana.
Según un estudio reciente sobre las plataformas de películas y series, al menos sobre las más populares a nivel mundial, la carta de registro de cuentas y todos los datos que sus algoritmos almacenan durante el tiempo que pasan consumiendo su oferta audiovisual, son cedidos en gran parte a empresas especializadas, quienes personalizan anuncios para cada tipo de usuarios.
Para entender estas conclusiones se debe remontar a la discusión que por años investigadores e informáticos han tenido sobre el derecho del uso de datos personales por parte de las plataformas digitales, pues muchos opinan que, pagues o no por un servicio, la información sólo debe ser almacenada más no empleada por ningún tercer; no obstante, el modelo económico del internet no se ha regulado por completo.
De acuerdo con una investigación publicada esta semana en Estados Unidos por Common Sense Media, organización sin ánimo de lucro que tiene como objetivo proteger la privacidad de menores y familias en el mundo digital, las plataformas de streaming como Netflix, HBO Max, Prime Video o Disney+ usan las películas y series que consumen sus usuarios para crear perfiles específicos y vender su información a terceras empresas, las cuales terminan bombardeando sus teléfonos y correos electrónicos con publicidad personalizada.
En los mapeos que se realizaron de dichas plataformas, la asociación llegó a la conclusión de que las empresas de streaming más populares y famosas del mundo, con excepción de Apple TV, incurren en esas prácticas, además de que no cumplen con los requisitos mínimos de privacidad y seguridad informática.
Gracias a que los sistemas de streaming son capaces de conocer cómo eres en tu vida cotidiana, cuánto tiempo libre tienes, qué tipo de contenido te gusta y cuáles son tus afinidades socioculturales, todo esto a través de tu historial cinéfilo, Common Sense Media apunta a que los servicios de televisión a la carta están amasando grandes fortunas con la información que recopilan de sus cuentas.
“Las plataformas de streaming usan esos datos para mandarnos publicidad personalizada que nos persigue por todo Internet. También los venden a terceras empresas –como al negocio publicitario de Google y Amazon– para que hagan lo mismo, embolsándose a cambio grandes sumas de dinero en el camino”, expone el estudio.
Arriesgan datos personales
Añadida a la venta para publicidad, el informe de Common Sense Media señala una problemática mayor: los usuarios de las plataformas de streaming no tienen forma de conocer qué datos extraen sobre ellos y sus familiares y cómo se usan después.
Expertos reconocen que, si bien la recopilación de información es necesaria para el uso óptimo de las plataformas digitales al intentar recuperar una contraseña, saber en qué episodio y temporada de una serie vas y obtener una lista de preferencias pasadas y futuras para recomendación, también han destacado muchas veces que las empresas no reguladas por completo abusan de este proceso para usurpar los datos personales más importantes de sus usuarios.
“¿Cómo es que lo que lees en internet, lo que buscas y las cosas de las que hablas con tus amigos en chat, aparecen tiempo después en forma de anuncio? No es por pura coincidencia”, expresan, “todo lo que hacemos deja un rastro que se convierte en una auténtica mina de oro”.
Como ejemplo, el análisis especifica que ese modelo ha impulsado a grandes gigantes como Google o Facebook, pioneros en la extracción de datos a través de algoritmos de reconocimiento.
Ambas compañías ya se convirtieron en plataformas publicitarias. El año pasado Google ganó 147.000 millones de dólares en publicidad, lo que supone un 80% de sus ingresos. Facebook se llevó 84.200 millones, un 85% de su facturación.
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