La pandemia que aqueja al mundo ha modificado nuestra cotidianidad tanto en el ámbito laboral como en social. Poco se ha hablado del impacto de estos cambios en la dinámica familiar. Esta situación ha obligado al confinamiento en casa, a salir solo para lo imprescindible y trabajar de manera remota. Esto ha convertido al entorno familiar en uno de los ámbitos donde la convivencia ha sido una experiencia compleja, ya que ha generado diversos cambios en la realización de actividades y la incorporación de nuevos hábitos, complicando en muchos casos la comunicación entre los miembros de la familia.

La vida familiar ha sido afectada por diversos factores, entre los que se encuentran la personalidad y estado de ánimo de cada uno de sus integrantes, conflictos familiares, el factor económico, el cambio abrupto de la rutina, la necesidad del estudio y trabajo en casa, entre otros.

Ante ello, una estrategia imprescindible es establecer estrategias de comunicación eficaces para poder afrontar las dificultades adecuadamente. La comunicación abierta y horizontal entre los miembros de la familia es fundamental.

La comunicación propicia el desarrollo de los miembros de la familia al compartir información, ideas y sentimientos con los demás, expresar diferentes puntos de vista. Ello enriquecerá nuestras relaciones interpersonales y fomentará la tolerancia y el respeto.

Para ello, el primer paso es identificar nuestro estilo de comunicación. Según los expertos, existen 3:

• En el estilo agresivo, en el cual el tono de voz es elevado, la postura rígida y la mirada desafiante. Se defiende en exceso los derechos e intereses personales, sin tener en cuenta a los demás. Se actúa a la defensiva, utilizando palabras ofensivas.
• En el estilo pasivo o complaciente, el tono de voz es bajo y la postura, cabizbaja. Hay escaso contacto visual. No defiende derechos e intereses personales. Considera que los derechos de los demás son más importantes que los suyos. Respeta a los demás, pero no a sí mismo.
• En el estilo asertivo, el tono de voz es moderado y la postura erguida. Hay buen contacto visual Se expresan de manera adecuada las opiniones, sin herir a los demás. Respeta sus intereses personales y los de la otra persona.

1. Gestión de emociones
   1. Identifica lo que estás sintiendo
   2. Valora por qué aparecen esos sentimientos
   3. Comprende lo que sientes en diferentes situaciones
   4. Exprésalo de manera adecuada
2. Ponerse en la situación de la otra persona (empatía)
   1. Comprender lo que piensa y siente la otra persona
   2. Imaginar lo que sentiría si estuviera pasando por la misma situación
   3. Prestar atención haciendo gestos de asentimiento
3. Comunicar los hechos sin juzgar
   1. Describe lo que has observado sin hacer juicios personales. De no estar de acuerdo con algo, señala la situación y no a la persona
4. No asumir
   1. Es necesario preguntar, cerciorarse y/o corroborar lo que la otra persona piensa o desea
   2. No dar por hecho que se comportará en determinada forma
5. Expresar con claridad lo que pensamos y llegar a acuerdos
   1. Expresar nuestro punto de vista en forma respetuosa
   2. Escuchar las opiniones de las otras personas
   3. Llegar a un entendimiento
   4. Tomar decisiones de mutuo acuerdo

El momento que estamos viviendo nos permite repensar la sociedad en la que vivimos y cómo podemos trabajar para quebrar las infinitas desigualdades que existen, tanto a nivel económico, social, de género, como de oportunidades. Generemos más equidad, principalmente en el núcleo primario al que llegamos las personas, nuestras familias, sin importar el cómo sean constituidas, para que así construyamos una sociedad mucho más justa para todos.