La pandemia dejó claro que las empresas que supieron adaptarse más rápido, eficientar sus procesos e incorporar nuevas tecnologías tuvieron una ventaja competitiva respecto a quienes se resisten a la transformación digital o no supieron cómo aplicarla a su modelo de negocios.
Sin embargo, un elemento clave en esta transición fue el factor humano, ya que de ello depende la buena ejecución de cualquier estrategia digital y el éxito de la misma. Este nuevo panorama está llevando a las empresas a repensar la fuerza del binomio tecnología-humano como un equipo que se complementa entre sí para llevar a la empresa a una nueva etapa de crecimiento exponencial y sostenido.
La era de la automatización y de la Inteligencia Artificial (IA) abre miles de posibilidades para las empresas, al tiempo que también genera un entorno más competitivo, en el que los negocios que sobresalen deben gestionar estrategias de transformación digital inteligente, que incluyan tanto la parte tecnológica como su complemento humano.
Herramientas bien entrenadas y administradas generan procesos más rápidos, más eficientes y más precisos, así como una fuerza de trabajo liberada de tareas monótonas y centrada en las más especializadas: eso es la transformación digital inteligente.
No obstante, las empresas tienen ante sí el reto de promover y gestionar el conocimiento y habilidades de sus empleados, de modo que deben hacer un uso óptimo de las nuevas incorporaciones tecnológicas.
La gestión del conocimiento está tomando un nuevo valor para las organizaciones. Según el reporte Tendencia de Capital Humano México 2020, de Deloitte, el 86% de las empresas en el país considera a la gestión del conocimiento como la acción más importante para el desarrollo del negocio, pero sólo el 53% cree estar listo en ese aspecto.
Bots como reflejo de la empresa
Una de las tecnologías que mejor trabaja con el hombre y a su favor, sin duda es la IA. Cuando hablamos de Inteligencia Artificial y el aprendizaje automatizado, debemos tomar en cuenta que el ‘entrenamiento’ que tengan estas herramientas impacta directamente en su función.
Así como un humano, la tecnología requiere de un guía y datos para mejorar constantemente, por ello las empresas deben enfocar parte de sus esfuerzos en suministrar lo que la tecnología requiere, no sólo para ser funcional y escalable, sino para que también sea un reflejo de la marca y de lo que quiere proyectar.
El futuro del empleo
Herramientas como el big data, el cómputo cognitivo, la Inteligencia Artificial (IA) o el machine learning tienen el potencial de hacer crecer a cualquier empresa, sin importar el tamaño o la industria. No obstante, prevalece la preocupación sobre qué impacto tendrán estas aplicaciones en los puestos de trabajo y hacia dónde va el futuro de los empleos.
La pandemia de COVID-19 demostró que la adopción de estas nuevas herramientas no estaría completa sin el apoyo de la fuerza laboral humana, ya que es la encargada de operarlas, entrenarlas y gestionarlas, lo que hace que las probabilidades de que una empresa tenga una transición digital exitosa y afronte retos significativos, dependa en gran medida del conocimiento y habilidades de los empleados.
De acuerdo con el reporte The Future of Jobs 2020, del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), si bien es cierto que las nuevas herramientas digitales implican una reestructuración de la fuerza laboral, éstas “están preparadas para impulsar el futuro crecimiento en todas las industrias, así como para aumentar la demanda de nuevos roles laborales y conjuntos de habilidades”.
Datos del mismo reporte afirman que 34% de las empresas encuestadas planean ampliar su fuerza laboral como resultado de una mayor integración tecnológica, y 41% añade que ampliará su uso de contratistas para tareas especializadas.
No es de extrañar que en los próximos años los roles de los trabajadores cada vez más pasarán de ser operativos a estratégicos o especializados y que se vean más se en empresas que cuenten con un enfoque integral basado en la capacitación, promoción y búsqueda de habilidades y conocimientos tecnológicos, para que, junto a las nuevas tecnologías, desarrollen las empresas del futuro; sólidas, eficaces, competitivas y capaces de enfrentar cualquier reto, por complejo que sea.