“Scott Matteson” de TechRepublic en un artículo llamado “10 cosas que no extraño de la tecnología del ayer”, nos hace conscientes de como, “no sólo el costo sino el volumen y la inmovilidad ha quedado en el pasado haciendo la vida hoy más mutable y más ligera”. La tecnología del ayer era “ gris, voluminosa, fija y pesada”: trata de cargar una computadora de escritorio de hace 20 años, no digamos una tele.
El autor nos habla de como por aquellos días te veías forzado a leer manuales bíblicos para todo… incluido el tostador. Usábamos medios digitales físicos como grabadoras de carrete, disquetes y cassettes de datos. Los soportes de datos se hacían manualmente. Las computadoras eran lentas y con tendencia crónica al calentamiento sin mencionar el boqueado de espacios útiles y la incompatibilidad de tecnologías para periféricos y limitaciones de hardware entre equipos y marcas, eran el pan de cada día. Ah… y feas pues eran grandes cajas cuadradas llenas por todos lados de cables grises.
Me impresiona el brinco cuántico que permitió aplastar un costo arriba de $5,000 dólares dejándolo abajo de $100. Un proceso tecnológico que permitió colapsar artículos tan voluminosos como un armario y pesados como un sofá para… ¡shazam!, insertarlos en un rectángulo de 12.38 x 5.86 cm y 112 Gr. de peso. Hoy en día, un pequeño artilugio de plástico del largo y ancho de una mano, contiene todo eso que promocionaba R.S. hace veinte y podría ser más poderoso que el mismo Centro de Misión Espacial “Kennedy” en Florida que se encargara de lanzar en 1969 el “Apolo 11” a la luna. Este aparatito, agrupa todos los gadgets que mencionara “Cichon” y ha desaparecido todos las cajas, cables, fierros, manuales, anclajes y peso de todas las tecnologías juntas del ayer que mencionara “Matteson”. ¿Y su costo? Más bajo que el de un “Walkman” en su apogeo. Ah… y es bonito.
La tecnología se ha hecho pequeña, ligera y de bajo costo para (supuestamente) ayudarnos a crecer, multiplicar posibilidades y mejorar nuestro entorno de vida. La pregunta sería… ¿la hemos aprovechado en todo lo que ella nos brinda? ¿Nuestra mente a acumulado virtuosamente los procesos del pasado para hacernos más ágiles, más abiertos al cambio y menos anclados a un sitio?. ¿Somos acaso los mismos de 1991 en nuestra oferta de habilidades y destrezas y/o vida cotidiana?. ¡Espero que no!.
La tecnología cambia en “años perro” decía un tecnólogo amigo mío. El avance se da ya sea que la gente la necesite o no, insistía él. El miedo al cambio es perenne, una constante digo yo. Si bien, debido a las presiones económicas, la tecnología no parece estacionarse y su velocidad de cambio es exponencial, muchas la rechazan pues se ven forzadas a usarla sin entender cómo y porqué hacerlo y, aquellos que la usan, sólo aprovechan su epidermis sin profundizar en sus infinitas posibilidades. No hay remedio, la humanidad en su conjunto siempre estará unos pasos atrás de los avances de la tecnología y se arrastra hacia el futuro con los ojos vendados tropezando a cada paso, pero al fin de cuentas, lo hará y estará encantada. Sólo nos queda decir, por Dios, cómo han pasado los años.
Te invito a leer mi siguiente columna llamada: “Back to the Future Revisited”