A menudo, las reuniones en alguna empresa o agencia de publicidad para hacer lluvia de ideas tienen más contras que pros. Por no conocerse el objetivo de lo que se quiere lograr o por invitar a las personas inadecuadas, estas reuniones mucha veces corren el riesgo de ser de todo menos productivas.
Hay un refrán japonés que dice “nadie es tan inteligente como todos nosotros juntos”, pero dicha afirmación podría ponerse en duda y no porque los participantes de ellas sean incapaces de ofrecer ideas adecuadas, sino porque se carece de una metodología para hacerlas de manera efectiva. A continuación se dan una serie de estrategias básicas que harán que las reuniones para hacer una lluvia de ideas eficiente se consigan con mayor facilidad.
Tener claro el objetivo de lo que se quiere lograr
Es lo primero que se tiene que tener en mente para no fracasar en el intento. Si la gente no sabe el objetivo de la reunión, la misma carecerá de sentido. Conviene que todos los participantes asistan a la sesión de lluvia de ideas con una serie de certezas para plantearlas y llegar a acuerdos sólidos entre todos.
Invitar a los que saben
Es otro punto fundamental para que la lluvia de ideas sea eficaz: deben estar presentes los que realmente tienen la capacidad de llegar a ideas concretas y acuerdos, dependiendo de su área de experticia. A menudo se cree que mientras más personas haya en esta sesión, mayores y mejores ideas habrá, lo cual no siempre es verdad. En muchas ocasiones menos es más.
Llegar con una idea central
Esto lo dejamos en manos de quienes lideran esta especie de sesiones. Arribar a estas reuniones con una idea preconcebida a menudo facilita la tarea, pues lo demás se trata de agregar ideas sobre un concepto central, en lugar de buscarlo desde un principio entre todos.
Deja descansar las ideas
Pon en pausa durante dos o tres días las ideas aportadas y retómalas en una siguiente sesión. Esto ayuda para ir puliendo el concepto al que se quiere llegar desechando lo prescindible y retomando las ideas más sólidas.
Haz una reunión rápida
No cometas el error de encerrarte durante dos horas o más con tus colaboradores en una sala creyendo que vas a obtener las mejores ideas. Lo más efectivo son las sesiones breves de 20 minutos donde se estimula la creatividad rápida y la toma de decisiones inmediata. El agotamiento mental es perjudicial en muchos aspectos.
Promueve las reuniones personalizadas
Con esto nos referimos a las reuniones individuales fuera de la sesión de brainstorming. Puede ser que los colaboradores más callados o tímidos se sientan más seguros en estas reuniones donde pueden aportar sus ideas más brillantes. Después comparte el resultado con los demás en la siguiente sesión colectiva, en caso de que lo consideres necesario y hayas obtenido una idea rescatable de ese reunión personalizada.
Sé receptivo al fracaso
Es probable que tras varios intentos de hacer una efectiva lluvia de ideas no se llegue a ningún acuerdo. Debes aceptar que esto también es posible y asumirlo sin culpar a nadie. Esto será una lección valiosa para encontrar otras vías que sean más efectivas. No seas duro con los demás ni contigo mismo.
Te puede interesar:
Hábitos que no sabías que practican los CEO los fines de semana
5 valiosos consejos si estás por convertirte en CEO
7 lecciones del Bushido que como emprendedor debes adoptar en tu vida