Durante el proceso electoral, unos de los protagonistas son los partidos políticos, instituciones que buscan aplicar sus proyectos o plataformas en los tres niveles de gobierno.
Una de las instituciones políticas que contienden en la justa electoral de México es el Partido Revolucionario Institucional (PRI), siendo éste el más establecido con más de 80 años de historia y que fuera la institución detrás de los presidentes que gobernaron México desde 1929 hasta el año 2000, con un segundo periodo de 2012 a 2018.
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Historia
El ahora llamado PRI tuvo su nacimiento como el Partido Nacional Revolucionario (1929) y surge como una agrupación de corrientes y fuerzas políticas, distintas pero afines provenientes del movimiento de la Revolución de 1910.
El PNR sería, la institución más poderosa para la competencia política, y el lugar adecuado para diseñar los primeros acuerdos y prácticas en la lucha por el poder público.
Nueve años más tarde, después de la ruptura entre el general Plutarco Elías Calles y el entonces presidente Lázaro Cárdenas, se realizó un cambio en las directivas del partido a nivel nacional, y en sus filas se incluyó a varias centrales obreras del país que hasta entonces estaban oficialmente fuera del partido; se cambió el nombre de la institución por el de Partido de la Revolución Mexicana (PRM).
Acorde a las circunstancias históricas de aquél, entonces PRM, se transformó en un partido de masas bajo el lema “por una democracia para los trabajadores”. Lo logró abriendo los espacios políticos que reclamaban los sectores medios de la población, haciendo lo posible al concretar la alianza del pueblo a través de los grandes sindicatos, agrupando a los campesinos, conjuntando a las organizaciones populares y, también, uniendo en un sólo organismo las “Federaciones y Frentes de jóvenes”.
En 1946 el PRM se convirtió en lo que hoy conocemos como el Partido Revolucionario Institucional (PRI) con dos objetivos principales: conservar la hegemonía gubernamental y la creación de un nuevo modelo económico abiertamente capitalista que le permitiera a México industrializarse.
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Publicidad y propaganda política
Cuando analizamos las formas que tenía el PNR para hacer llegar a la población la idea sobre el partido, nos indican los recursos más utilizados de la época, ya que el diseño resultaba muy artesanal, así mismo la calidad de imagen con la que un aspirante presidencial aparecía en su publicidad.
Dentro de la renovación a PRM podemos ver que los diseños eran más saturados en imagen y con frases como “Herencia Nacional” o “Nuestro Petróleo” forman parte de una empatía que querían formar la institución con el pueblo.
Con la llegada del PRI, se muestra que la institución sólo se mostraba como parte de la publicidad política y resaltar la figura del aspirante se convirtió en lo más importante, una dinámica que sigue presente en las formas de hacer carteles para el público offline, mismos que se exponen en espectaculares, transporte público, postes y bardas de las localidades.
Si tuviéramos que elegir una de las campañas más exitosas, en materia de ejecución y masificación, la empleada en 2012 por el entonces candidato, Enrique Peña Nieto, cumplió con varios objetivos, ya que tomó los medios tradicionales y acuñó el uso de redes sociales para popularizar frases en los sectores económicos populares.
Por el contrario, una de las que menos éxito tuvieron fue de la Alberto Madrazo (2006), donde el candidato no figuró, pese a los esfuerzos. Mismos que se tradujeron en antibranding para el aspirante presidencial, quien no sólo pudo posicionar su imagen dentro de la contienda, sino que quedó minimizada por las parodias y chistes que se hicieron alrededor de ella.