Debe de quedar claro que, si el contenido es deficiente, simplemente no generará compromiso con el cliente.
Impulsar el contenido de un producto (ya sea texto, imágenes o videos) es la forma en que se llega a los clientes y se genera confianza. Las cifras lo certifican: un contenido de producto sólido, conduce directamente a ventas más sólidas. Tiene un impacto tangible en influir e incluso acelerar el proceso de toma de decisiones, para que contribuyen en alcanzar los objetivos de mercadotecnia.
Sin embargo, los volúmenes de contenido son cada día más difíciles de gestionar con resultados. Por ello, las marcas de mejor rendimiento están invirtiendo en una biblioteca de marketing más amplia que se expande más allá de sus productos “estrella”.
Saben que necesitan una estrategia robusta de comercio electrónico para satisfacer diferentes necesidades y comportamientos de los consumidores. Pero la realidad es que, crear, implementar y gestionar esta información a través de un ecosistema digital en constante expansión requiere mucho tiempo y esfuerzo.
Para ello, las grandes empresas cuentan ya con un administrador de activos digitales (DAM por sus siglas en inglés) responsable de documentar, almacenar, analizar, organizar y catalogar todos los activos digitales de una empresa. Es decir, todas sus fotos, videos, audio, sitio web y contenido de blog, entre muchos otros.
Pero cargar y manejar activos digitales, no es suficiente. Se está perdiendo una parte significativa de la ecuación de optimización de contenido: la capacidad para mantener la consistencia del contenido y precisión en todos los canales, incluso hacer actualizaciones basadas en el comportamiento y las expectativas de los consumidores.
Un DAM por sí solo no es suficiente para trabajar con la velocidad, la escala y la agilidad que se necesita para capitalizar las nuevas oportunidades de negocio que se encuentran en el estante digital.
Normalmente se complementa con un Gestor de información de producto (PIM, por sus siglas en inglés), un sistema que proporciona una sola fuente de veracidad para la precisión e información consistente del producto.
Este sistema, puede contener toda la información del producto y formatos de contenido, para mejorar la presencia en el anaquel digital. Pero, normalmente se limitan a un proceso muy lineal, que no funciona para los vendedores que requieren flujos de trabajo ágiles. Es indispensable monitorear y actualizar continuamente el contenido en todos los canales, pues ello puede impactar significativamente en el compromiso y la confianza. Esto, por supuesto, tiene implicaciones para una marca y sus minoristas.
Las marcas de consumo deben mantener un pulso constante en la precisión del contenido, entrega y compromiso para determinar qué funciona, qué no y cómo mejorarlo. Ahí es donde la analítica del estante digital (DSA, por sus siglas en inglés), cierra el círculo con un papel fundamental.
Cuando se integra en una solución PIM, el DSA proporciona datos granulares que apoyan la toma de decisiones activa para los equipos de marketing modernos. Convierte el proceso lineal de crear, activar y actualizar la información del producto, en un proceso continuo, más circular, más ágil y que refleja la naturaleza siempre cambiante de los consumidores y todo el universo comercial.
En la nueva era del contenido del product marketing, las marcas deben centrarse en cuatro fundamentos: velocidad, agilidad, precisión y compromiso. Conforme el universo del comercio digital continúe expandiéndose, hay nuevas oportunidades de negocio y de crecimiento a la espera de ser descubiertos. Es por ello crucial, conjuntar las herramientas y el talento que permita gestionar y crear contenido de impacto, para actuar con ventaja.