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¿Cómo funciona el primer ordenador biológico del mundo? Esto es lo que sabemos

Nosotros te decimos como funciona el primer ordenador biológico del mundo con todas sus características y evoluciones

En un avance que parece sacado de la ciencia ficción, el Mobile World Congress (MWC) 2025, celebrado en Barcelona, ha sido el escenario de presentación del primer ordenador biológico comercial del mundo. Desarrollado por la empresa australiana Cortical Labs, este dispositivo, bautizado como CL1, marca un hito en la convergencia entre la biología y la informática, abriendo un nuevo capítulo en la historia de la tecnología. Pero, ¿cómo funciona esta innovación que fusiona neuronas humanas con hardware de silicio? A continuación, desglosamos lo que sabemos hasta ahora.

La computación biológica: el origen del CL1, el primer ordenador biológico

La computación biológica, el campo que da vida al CL1, es una disciplina que explora cómo elementos biológicos pueden procesar y almacenar información, o cómo los principios de la biología pueden inspirar nuevos enfoques tecnológicos. A diferencia de los ordenadores tradicionales, que dependen de transistores y chips de silicio para ejecutar cálculos, el CL1 utiliza neuronas reales cultivadas a partir de células madre humanas.

Estas neuronas se desarrollan en un entorno controlado, sumergidas en una solución rica en nutrientes que les permite crecer de manera saludable sobre un chip de silicio. Este chip actúa como una interfaz que envía y recibe impulsos eléctricos, permitiendo una comunicación bidireccional entre las células vivas y el hardware.

biOS: el software que conecta la biología con la tecnología en el primer ordenador biológico

El corazón de este sistema no es solo su componente físico, sino también el software que lo acompaña. Cortical Labs ha creado un sistema operativo único llamado biOS (Biological Intelligence Operating System), diseñado específicamente para interactuar con las neuronas. A través de biOS, los impulsos eléctricos se traducen en datos que las neuronas pueden procesar, y viceversa.

Este proceso imita el comportamiento de los transistores electrónicos, donde una entrada específica genera una salida predefinida, pero con una diferencia clave: las neuronas tienen la capacidad de aprender y adaptarse en tiempo real, algo que los sistemas tradicionales de silicio no pueden replicar de manera tan eficiente.

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Objetivo y aplicaciones: más allá de los ordenadores convencionales

El CL1 no pretende reemplazar a los ordenadores convencionales para tareas cotidianas como navegar por internet o editar documentos. Su propósito es más ambicioso: servir como una herramienta para investigadores que buscan entender cómo las neuronas procesan información, estudiar el aprendizaje en tiempo real y explorar las causas de enfermedades neurodegenerativas.

Además, al no requerir pruebas en animales, ofrece una alternativa ética y controlada para la experimentación científica. Uno de sus puntos más destacados es su eficiencia energética: consume significativamente menos electricidad que una computadora tradicional, un factor crucial en un mundo donde el impacto ambiental de la tecnología es cada vez más cuestionado.

Los antecedentes de la tecnología: nanobiotecnología y “Inteligencia Biológica Sintética”

Los antecedentes de esta tecnología se remontan a avances en la nanobiotecnología, que permite manipular moléculas como proteínas o ADN con precisión para construir estructuras funcionales. En sus primeras etapas, los ordenadores biológicos experimentales utilizaban ARN bacteriano para realizar cálculos básicos, aprovechando la capacidad natural de las moléculas biológicas para actuar como circuitos.

Sin embargo, el CL1 da un salto cualitativo al integrar neuronas humanas, lo que lo convierte en un pionero en la creación de lo que Cortical Labs llama “Inteligencia Biológica Sintética” (SBI). Este concepto busca combinar la adaptabilidad del cerebro humano con la potencia de procesamiento de la informática moderna.

Un futuro prometedor, pero no para el consumidor masivo

A pesar de su potencial revolucionario, el CL1 aún está lejos de ser un producto de consumo masivo. Por ahora, está dirigido a instituciones de investigación, con el objetivo de democratizar el acceso a esta tecnología y fomentar nuevos descubrimientos. Durante el MWC, la Dra. Sandra Acosta, profesora de la Universidad de Barcelona, realizó una demostración en vivo que destacó cómo el CL1 permite monitorear y modificar las características electrofisiológicas de las neuronas en un entorno controlado.

“Es una herramienta increíble para avanzar en nuestra comprensión del cerebro”, afirmó.

El futuro de la computación biológica

El fundador de Cortical Labs, Hon Weng Chong, subrayó que este lanzamiento es solo el comienzo. “Nuestra misión es hacer esta tecnología accesible y ver qué pueden lograr los investigadores con ella”, explicó. Aunque el camino hacia una integración masiva de la computación biológica en nuestra vida diaria es largo, el CL1 demuestra que la frontera entre lo orgánico y lo artificial se está desdibujando.

Por ahora, este ordenador biológico no solo nos invita a repensar la informática, sino también a imaginar un futuro donde la tecnología y la biología trabajen en armonía.

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