- La sobreabundancia de contenido digital ha llevado a una disminución en la calidad y la originalidad.
- La proliferación de canales exige más contenido, pero los presupuestos publicitarios no crecen al mismo ritmo, resultando en anuncios mediocres.
- Errores comunes ejemplifican la falta de atención al detalle debido a la rápida producción de contenido.
En la era digital, donde la información fluye a velocidades vertiginosas, el contenido se ha vuelto omnipresente, pero no siempre relevante.
Todos lo ven. Agencias, marcas y consumidores por igual han comenzado a notar una cierta monotonía en el panorama digital. Dan Gardner, de Code & Theory, lo dice claramente: “El internet apesta”, reflejando una cada vez mayor desilusión con la calidad y la pertinencia del contenido en línea, según publica The Drum.
El origen del problema
La proliferación de canales de medios digitales y sociales en la última década ha obligado a las marcas a estar “en todos lados, todo el tiempo”.
Esta expansión, generó una presión sin precedentes para crear contenido constante, llevando a una producción apresurada y, a menudo, de baja calidad. Los presupuestos de publicidad no siempre siguen el ritmo de esta demanda, lo que resulta en anuncios mediocres que inundan el espacio digital.
El contenido en los canales más nuevos tiene una vida útil muy corta en comparación con la publicidad tradicional. La necesidad insostenible de contenido efímero es más común en las redes sociales, donde los activos tienden a durar un día antes de que se vuelvan obsoletos.
El público, que se aburre en un abrir y cerrar de ojos, exige una corriente interminable de contenido efímero, lo que significa que las marcas necesitan difundir constantemente más contenido, y a toda velocidad.
El problema de esto es que más contenido, más rápido y eficaz, conduce inevitablemente a necesitar más dinero; pero mientras tanto, los presupuestos de las empresas en publicidad tienen dificultades para seguir ese ritmo.
¿El resultado final? Los consumidores están inevitablemente ahogándose en anuncios descuidados dondequiera que miren.
Un ejemplo claro de esta problemática son los errores comunes en plataformas como YouTube, donde los llamados a la acción (CTA) se ocultan detrás del botón de “saltar anuncio”.
Este tipo de descuidos, aunque parezcan menores, reflejan una falta de atención al detalle y un desperdicio de recursos publicitarios.
La tecnología no siempre resuelve el problema del contenido
A pesar de la disponibilidad de herramientas avanzadas y automatización, la creación de contenido efectivo sigue siendo un desafío complejo.
Las soluciones de adtech a menudo tienen un costo elevado, y muchas tecnologías tienen capacidades limitadas.
Las herramientas de versionado automatizado, por ejemplo, pueden ser ingeniosas al reorganizar elementos en diferentes formatos de anuncio, pero a menudo carecen de la creatividad y el toque estético necesarios para destacar.
Qué hacer con la inteligencia artificial
La inteligencia artificial (IA) está emergiendo como una solución prometedora para superar estas limitaciones.
A diferencia de los sistemas basados en reglas, la IA no tiene límites y puede aprender de datos históricos para crear contenido más personalizado y efectivo.
Hay plataformas que ofrecen entornos donde los creativos pueden utilizar la IA para analizar el rendimiento de campañas anteriores, identificar patrones exitosos y garantizar la calidad del contenido.
En lugar de sumergirse de lleno en la generación de contenido con IA, los profesionales del marketing y la publicidad pueden beneficiarse enormemente del análisis de campañas.
Estas herramientas pueden ayudar a comprender qué funcionó en el pasado, acelerar los procesos de aprobación y eliminar errores fácilmente evitables, aseguran en The Drum.
Al adoptar estas tecnologías, las marcas pueden reducir la banalidad del contenido y ofrecer experiencias más atractivas y relevantes para su audiencia.
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