El mundo ideal de la creación de contenidos contempla la posibilidad de contar con el tiempo suficiente para desarrollarlos, la colaboración sin sacrificio y la implementación de un proceso eficiente. Pero lamentablemente, no es así.

La realidad es que estamos sujetos a plazos estrictos, pasamos demasiado tiempo buscando aceptación y aprobaciones, mientras, se van acumulando nuevas solicitudes de contenido. A ello habría que agregar la permanente lucha por desarrollar contenido valioso y enriquecedor para la marca.

Este tipo de dinámica, por lo general se traduce en un cuello de botella de contenido, es decir, cuando la demanda de contenido excede la capacidad de la organización para satisfacer esos requerimientos de manera oportuna.

Si bien esa es una forma simple de ver los factores y circunstancias que generan los cuellos de botella, estos son muchos y, a veces, ni siquiera son tan obvios. Solicitudes que superan los recursos disponibles, estrategia de contenido ignorada, utilización de múltiples herramientas para gestionarlos o, los involucrados solo conocen parte del proceso, son solo algunos de los motivos.

Veamos algunas soluciones para romper cuellos de botella de contenido, empezando por la más importante: apegarse a una estrategia. La estrategia actúa como un modelo para todo lo que implica la creación de contenido, empezando por un apego a los objetivos de marketing de la organización, delinear temas y tópicos, los formatos y canales de distribución y, la temporalidad.

Al enfocarnos en estos detalles, se reducen los criterios sobre qué tipo de contenido deben producirse y se puede identificar con facilidad qué solicitudes de contenido, ideas, conceptos, etc., caen fuera de esos límites. El rechazar las solicitudes de contenido y aquellas ideas que no se ajusten a la estrategia de la empresa, evita que el contenido se atasque en el proceso al no apegarse a esa estrategia.

Otro punto es contar con un equipo comprometido, donde cada persona sepa cumplir con su rol. Aquí es vital que los involucrados comprendan su función y cómo afecta esta, el desempeño y responsabilidades de los demás. Hay que definir quién hará qué, cuándo y trazarlo a lo largo de todas las etapas, desde el primer borrador hasta la edición, las aprobaciones y la publicación.

Otra condición es la tecnología disponible. Sucede que algunas áreas de marketing utilicen varios tipos de software, documentos en línea y métodos de comunicación para administrar sus operaciones de contenido. El uso de múltiples herramientas abre la posibilidad de más cuellos de botella. Lo recomendable es el uso de una plataforma centralizada. Un solo sistema facilita una mejor colaboración, proporciona una mejor visibilidad y un acceso más fácil a los activos de contenido, lo que se traduce en un considerable ahorro de tiempo.

Por último, parecería elemental, pero es algo que a menudo olvidamos porque estamos muy ocupados tratando de producir y publicar contenido nuevo, y es observar el rendimiento del contenido publicado. Realizar este análisis es una inversión de tiempo, pero vale la pena. Puede determinar qué contenidos se ganan su sustento gracias a sus niveles de tráfico, participación social y/o clientes potenciales; cuales están por encima de las expectativas o incluso, los que no logran un impacto en la audiencia.

Actuar sobre la base de estos resultados puede reducir los cuellos de botella en el futuro, pues permite conocer qué funciona mejor con su audiencia y qué contenido no es valioso, lo que faculta una mejor toma en la decisión sobre qué tipo de contenido concebir.

Como creadores, todos nos esforzamos por brindar a nuestros públicos el contenido que necesitan y desean en el momento apropiado y en el lugar adecuado. Pero con demasiada frecuencia, el volumen de solicitudes, la cantidad de partes interesadas y la falta de estrategias de contenido y flujo de trabajo, crean tantos cuellos de botella que nos impiden cumplir. Al seguir estos remedios, es muy posible percibir un cambio en el corto plazo y vivir el sueño de todo creador de contenido: que la respuesta de la audiencia sea la deseable.