Todos los que tenemos la encomienda de dedicarnos al marketing, que nos significa facilitar la satisfacción de necesidades, así como la entrega de capacidades, bienestar y competitividad a personas y empresas. Contamos con una tarea que requiere pasión y vocación, mismas que se ponen a prueba día con día desde la elección hasta la ejecución de la carrera profesional y en muchos otros casos cuando emprendemos un proyecto propio.
Según el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) la carrera de Mercadotecnia cuenta con una tasa de ocupación de 95% y una tasa de desempleo del 0.8% mayor a la media nacional, que estima en 4.2%. Frente a los más 200 mil 800 personas que han estudiado la carrera.
Frente a este entorno laboral no debemos perder de vista el valor de nuestra actividad y los requerimientos de nuestros empleadores o negocio, dado que nuestras acciones son determinantes, no sólo para el posicionamiento de quien nos contrata, también lo es para nuestra carrera profesional.
Si bien la disciplina del marketing abarca el campo de la percepción y la imagen pública, en muchas ocasiones el posicionamiento interno y externo en el ámbito empresarial, suele ser diverso: desde compañías que basan su propuesta de valor en el cliente, hasta aquellas que tienen camino por explorar en esta función.
Independiente del sector o ámbito de desarrollo, al marketero actual lo acompañan apreciaciones de soñador, desubicado e incluso inmaduro, no obstante, estos “estigmas” son consecuencia del poco entendimiento de sus competencias como la creatividad, estrategia e incluso sentido de responsabilidad social.
Es por ello que como mercadólogos debemos apropiarnos de nuestras potencias de conocimiento para capitalizarlas en nuestro desarrollo profesional, así como plantearnos un plan de posicionamiento personal, dado que olvidamos que cada uno somos embajadores de una marca personal. Nuestras habilidades de imagen y relaciones públicas ayudan a construir reputación entre colegas e interáreas.
De igual forma las capacidades de observación como investigadores de Mercado nos ayudarán a conocer los perfiles de tomadores de decisiones al liderar cualquier proyecto.
La capacidad comunicacional es crucial para relacionarnos, dado que nuestra disciplina tiene varios conceptos técnicos (como cualquier otra), sin embargo, la habilidad codificadora nos ayuda a interactuar con financieros, ingenieros, químicos, actuarios, entre otros.
La resiliencia es una competencia clave para el marketero actual, ya que la construcción de confianza y credibilidad en las iniciativas de marketing no suelen ser tarea fácil, aunque gratificantes cuando se culminan, por ello, recomiendo ser tolerantes a la frustración y con capacidad de aprendizaje tras el error a fin de que éste no se repita.
Ser mercadólogo es una vocación afortunada, por ello aprovecha todo lo que de ella deviene.