Las organizaciones están moviendo montañas para hacer frente, recuperarse y adaptarse a esta situación sin precedentes provocada por la pandemia del Covid-19. Estos esfuerzos generan preguntas: ¿Cómo promover intencionalmente resiliencia en la fuerza laboral? ¿Cómo continuar con nuestros servicios mientras cuidamos de nuestras familias, nuestra fuerza laboral, entre nosotros y nosotros mismos?
La resiliencia organizacional es “la capacidad de una organización para anticipar, prepararse, responder y adaptarse al cambio incremental y las interrupciones repentinas con el fin de sobrevivir y prosperar”. Va más allá de la gestión de riesgos hacia una visión más holística de la salud y el éxito empresarial.
Cuando se pone la resiliencia en acción, esta puede motivar e inspirar resiliencia en los demás. Puede tener un efecto compuesto en la organización y llevarla a una situación en la que el todo es bastante mayor que la suma de las partes.
La resiliencia organizacional es la manifestación de ese efecto compuesto. Se refiere a la fortaleza de la empresa para mantenerse fiel a su cultura y valores durante circunstancias de excepción, proporcionando el marco desde el cual tomar las decisiones difíciles necesarias para sobrevivir, estabilizarse y prosperar.
La resiliencia organizacional sigue siendo un imperativo estratégico, que gana en importancia a medida que las empresas enfrentan amenazas como las pandemias, delitos cibernéticos, cambio climático, inestabilidad civil y política. No es un ejercicio único, sino que se logra a lo largo del tiempo y a largo plazo.
Dominar la resiliencia organizacional requiere la adopción de hábitos de excelencia y las mejores prácticas para brindar avances comerciales al desarrollar la competencia y la capacidad en todos los aspectos de una organización. Esto permite que los líderes asuman riesgos medidos con confianza, aprovechando al máximo las oportunidades que se presentan.
Como líder o consultor externo, se puede ayudar a una organización a responder de manera más efectiva a la adversidad y desarrollar resiliencia y una mayor adaptabilidad para el futuro siguiendo algunas pautas básicas. Aquí las cinco obligadas.
Anticipar y reconocer la realidad. Si su negocio está en declive y se requerirán medidas de austeridad, infórmese. Conozca los planes de cambio, el cronograma y el alcance del impacto para que pueda desarrollar una estrategia de comunicación clara.
Manténgase involucrado y manténgalo personal. Los empleados responden de manera muy personal e individual a condiciones estresantes. Conozca los efectos estresantes del cambio organizacional y quiénes serán los más vulnerables. El toque personal es importante ahora más que nunca y es parte de la base de una cultura sostenible y resiliente.
Comunicarse, comunicarse, comunicarse. Explique el contexto y la justificación de los cambios en la organización. Controle el tono emocional de sus comunicaciones, ni “pesimismo” ni optimismo ciego. Tómese el tiempo para escuchar: una buena comunicación es una comunicación de dos vías.
Reafirme el propósito moral de su organización y ayude a los empleados a continuar encontrando significado en su trabajo. Las organizaciones que imprimen un sentido de propósito moral en el tejido de sus culturas, se enfrentan mejor al trauma y al cambio. Ese sentido de propósito surge de los valores fundamentales que permiten a la organización prosperar y lograr un lugar destacado.
Recuerde las tres C: control, compromiso y contienda. Los buenos gerentes separan activamente lo que se puede controlar de lo que no, son honestos acerca de la distinción y se enfocan en lo que está dentro de su esfera de control. Piden ayuda y continúan comunicando altos estándares de iniciativa, responsabilidad y compromiso de los empleados. Los buenos líderes usan el lenguaje de contienda contra los desafíos, entendiendo que el crecimiento organizacional y la resiliencia ocurren solo si los empleados reciben apoyo para asumir y enfrentar esos desafíos.
Siguiendo estas pautas, se puede hacer más que ayudar a una organización a manejar el estrés de la crisis actual. Puede combatirse activamente la negación, el retraimiento y el pensamiento concreto que caracterizan a las organizaciones frágiles y endebles. Al lograr optimizar la resiliencia, se puede mejorar la salud psicológica de su organización, lo que permite responder de manera más eficaz a los desafíos futuros.