A lo largo de nuestra vida, siempre nos hemos enfrentado a diversos retos, tanto en el ámbito personal como en el profesional y, como en todo, hay algunos que podemos elegir y otros que simplemente se nos presentan de manera intempestiva. Unos desde los que podemos madurar y alcanzar las cosas que deseamos y otros que, por el contrario, nos generan estrés insatisfacción o nos desalinean de nuestro estado armónico y productivo.
Seguramente conoces o has escuchado de muchas personas que terminan trabajando en algo que no les gusta, que no logran ser promocionados en sus trabajos, que no logran hacer crecer sus negocios, que pasó el tiempo y cuando se dieron cuenta dejaron pasar buenas oportunidades (los más). También debes conocer gente que sabe lo que quiere, que logra lo que se propone y que proyecta esa seguridad y determinación que hacen admirarlo(a).
Aunque en el fondo intuyamos nuestro gran talento personal, contemos con formación universitaria, con experiencia profesional y con todas las credenciales “requeridas” para ser “alguien” en el mundo laboral, eso no significa que necesariamente podremos llegar al “lugar que queremos” en nuestra carrera profesional.
Diversos factores como la autoestima, la asertividad, así como la capacidad para identificar y seleccionar lo que queremos están cobrando cada vez mayor importancia en un mundo en el que, desafortunadamente, la inmensa mayoría de las personas viven sólo reaccionando a los eventos que se les presentan en el día a día.
Así pues, saber seleccionar nuestros retos laborales es una habilidad indispensable con la que debe contar cualquier persona con ganas de triunfar y realizarse en el ámbito profesional (y personal). A continuación menciono los 4 puntos que considero preponderantes a la hora de seleccionar nuestros retos profesionales:
1) PROYECTA
A corto, mediano y largo plazo que es lo que quieres lograr. ¿“Quien” quieres ser? ¿Cuánto tiempo dedicas para pensar/analizar lo que quieres hacer el resto de tu vida? Piensa dentro de 20 años que estarías haciendo laboralmente para ser feliz. Obvio que la respuesta debe ir mucho más allá de “Ser director”, “Tener mucho dinero”, “Ser importante”. Por ejemplo: ¿Eres mercadólogo? ¡Perfecto! ¿En qué tipo de empresa / industria quieres estar dentro de 20 años? ¿Haciendo qué tipo de proyectos? Lo que definas (a consciencia) te ayudara enormemente a trazar tus retos inmediatos y a mediano plazo. Otro ejemplo: ¿Trabajas en un despacho de contabilidad? ¡Perfecto! ¿En 20 años no te gustaría seguir teniendo que calcular/supervisar los impuestos de otros? ¿Qué áreas de la contabilidad te gustan? ¿Te gusta tu profesión? En caso de que no; ¿Qué es lo que te haría feliz hacer? Esto no implica que necesariamente tengas que cambiar drásticamente de profesión, sino que a veces un simple cambio de departamento, industria pueden hacer la diferencia para incrementar notablemente nuestra satisfacción.
2) EXPLOTA TUS RASOS FUERTES
Implica conocer tus fortalezas y emplear tu energía en desarrollarlas y aprovecharlas. Generalmente, tus fortalezas van ligadas a lo que te gusta hacer y eres bueno para hacer. Todos tenemos aptitudes para ciertas tareas y dificultad para realizar otras. En lugar de emplear tu mente y tiempo tratando de corregir y desarrollar tus rasgos débiles, conviene emplear toda esa energía en maximizar tus puntos fuertes que, en última instancia, son por lo que vas a destacar. Aprende a sobrellevar tus debilidades y apóyate en otros para resolver los temas que requieran de alguna habilidad que sea un rasgo débil para ti.
3) ASUME TU RESPONSABILIDAD
El único responsable de saber y hacer lo que quieres eres sólo tú. Recuerda que los retos que elijas te deben llenar de satisfacción a TI. La pasión que genere esa satisfacción será el combustible que te permitirá imprimir mayor fuerza en las cosas que deseas. En el trabajo siempre habrá actividades delegadas (impuestas) que supongan metas o retos a cumplir, por lo que deberás diferenciar tus retos o propósitos personales de la responsabilidad que tienes con tu equipo de trabajo o empresa. Sin embargo, cada que se presente una oportunidad, un proyecto que puedes elegir tomar debes recordar tus proyección a largo plazo y, con base en eso, elegir responsablemente de acuerdo a lo que deseas. Lo que nos lleva al tercer punto…
4) DISCRIMINA ACTIVIDADES
Discriminar actividades trata de realmente de alinear tu mente junto con todos tus retos, metas, actividades hacia el lugar que quieres llegar. Por ejemplo: Si sientes una enorme atracción y te encantaría estar en 20 años trabajando en la industria automotriz, probablemente te convendría considerar dos veces el aceptar ese proyecto de alimentos para bebé que te están ofreciendo. En un mercado profesional con una creciente tendencia hacia la especialización y con una gran sobre oferta es importantísimo saber elegir (cuando se puede) los proyectos que queremos realizar. Si tomas decisiones en un sentido diferente al que quieres llegar, en un futuro tendrás que emplear un esfuerzo extra (considerablemente mayor) para re-trazar tu camino.
Al final, estos solo son algunos de los puntos que considero relevantes. En otra ocasión profundizaré más en el tema. Recuerda que una de las cosas prioritarias es NO contratarse en empleos que no te gusten pero que lo “agarras” porque representa un ingreso. Si te hayas en esa posición, replantea inmediatamente hacia dónde quieres ir. Recuerda que para lograr un mejor desempeño profesional hay que buscar, en la medida de lo posible, proyectos en los que sientas afinidad y puedas desarrollar / aprovechar tus aptitudes.
¿Qué otras cosas consideras importantes para plantear tus retos? Siéntete en la libertad de escribir tus comentarios en este espacio y si quieres, sígueme en Twitter en @carlosluer
¡Gracias por leerme!
