2018 ya está en pleno y tal parece que la magia las intenciones de propósitos de año nuevo empiezan a quedar atrás.
Nos enfrentamos a un año nuevecito que nos obsequia una gran cantidad de tiempo y oportunidades para que hagamos lo que queramos, pero por otro lado la rutina, inercia y pendientes del año pasado que nos jala también hacia nuestra zona de confort o “Status Quo”.
Tal parece que viviéramos en un mundo que nos empuja a exigirnos constantemente para conseguir los resultados que nos proponemos o lograr más con menos. Y claro, todos entendemos que perseverar, esforzarnos, pensar, planear y hacer, son rutas indiscutibles para lograr lo que queremos, ya que el mundo en el que vivimos generalmente sobre-valúa las habilidades racionales y cuantitativas.
Desde pequeños nos han enseñado a trazar metas, objetivos, cuantificar y proyectar y, en muchas ocasiones perdemos la brújula en otros aspectos igualmente relevantes. La productividad y la eficiencia se han convertido en requerimientos constantes y, una pequeña falta en estos, nos termina orillando a tener que utilizar nuestro tiempo personal en función de recuperar el nivel de desempeño requerido.
Pero, por otro lado, entender que alcanzar un balance de vida laboral y personal puede traer muchos más beneficios que si sólo nos enfocamos en trabajar, puede cambiar dramáticamente nuestra motivación y desarrollar aspectos que nos permitirán rendir de mejor manera en nuestra vida en general. Hay que recordar que la vida está compuesta de varias facetas y lograr un balance entre estas, conlleva una mayor satisfacción.
¿Cómo lograr un balance entre nuestra vida personal y laboral? ¿Qué hacer para lograr lo que puede parecer una meta difícil de lograr, incluso para personas que podrían ser calificadas como competentes, organizadas, eficientes o sobresalientes? A continuación, comparto 6 claves que me han funcionado bastante bien y que considero te pueden servir para empezar:
1) Atiende a tu cuerpo
Definitivamente hay que comenzar por el principio. Tu cuerpo es el “vehículo” que te permite rendir en el trabajo y hacer todas las “maravillas” que haces cada día. Un cuerpo “mal administrado” va a ser un factor muy adverso para que puedas encontrar un balance en tu vida. Encontrar la ocasión para hacer ejercicio, te ayudará a lograr mucho más en el día, ya que subirá tu nivel de energía, así como incrementará la generación de hormonas que te harán sentir mejor y te estimularán a hacer más. También puedes realizar prácticas de relajación, tales como unos minutos de meditación o manejo de respiración, para reducir el estrés. Recordemos que el estrés es el mejor amigo de las bajas de rendimiento y, por períodos prolongados, puede afectar de manera considerable la salud y por supuesto tu rendimiento. Con un cuerpo sano y con un menor nivel de estrés, habrás logrado un gran avance.
2) Dale descanso a tu mente y nutre tu espíritu
Puedes realizar prácticas de relajación, tales como unos minutos de meditación o manejo de respiración, para reducir el estrés. Una práctica constante de calmar la mente por algunos instantes en el día puede incrementar significativamente la claridad y el discernimiento ante las situaciones de la vida. Recordemos que el estrés es el mejor amigo de las bajas de rendimiento y, por períodos prolongados, puede afectar de manera considerable la salud y por supuesto tu rendimiento. Con un cuerpo sano y un estado de ánimo más sereno, habrás logrado un gran avance.
3) Prioriza tus actividades
Escribe en un papel todas las actividades que haces durante tu día y todas las que te gustaría hacer. ¿Qué tan cerca estás de hacer lo que está en esa lista? Comienza por elegir las actividades de mayor a menor importancia (las que “tienes” que hacer y las que quieres hacer). Asigna tiempos y días y comienza a trabajar una nueva agenda que incluya las actividades importantes para ti. Recuerda incluir no sólo actividades relacionadas con el trabajo, sino también con familia, amigos y crecimiento personal, entre otras.
4) Administra tu tiempo
No sólo se trata de elegir qué es lo que quieres hacer y esperar a ver qué día de la semana te viene “bien” para hacerlo. Es igual de importante tener en mente como lo vas a hacer. Esto implica organizarte. Definir qué horas vas para trabajar y qué horas vas a dedicar a las otras facetas de tu vida personal. Cualquier pretexto será “bueno” para hacerte regresar a tu vieja rutina, por lo que es muy importante que una vez que definas tu nuevo camino, te esmeres en cumplir lo que te propusiste.
5) Elimina las actividades que no generan valor
En el día se puede perder mucho tiempo en actividades que no generan valor (que desperdician el tiempo). Analiza que actividades haces que no te generan una retribución por tu tiempo. Quedarte demasiado tiempo en la oficina platicando chismes, invertir un exceso de tiempo a “surfear” el internet y cualquier otra actividad que signifique perder el tiempo. Recuerda que en la medida que optimices el uso de tu tiempo, tendrás mayor oportunidad de realizar nuevas actividades.
6) Pon tus límites
Esto implica conocer y aprovechar las políticas de tu empresa, platicar con tu jefe y asegurarte que las horas de “no oficina” las pases fuera de la oficina en actividades “diferentes” a las de la oficina. Una vez que hayas redefinido este asunto, asegúrate de cumplirlo en el 99% de los casos. El 1% lo dejamos para ser flexibles en ocasiones que realmente lo ameriten, pero fíjate en no caer en la trampa de que todos los días surja algo “inminente” que te obligue a romper tu tiempo personal.
Estos son algunos de los escalones que he identificado en la Ruta de una Vida Balanceada. Recuerda que una vida plena y exitosa es la suma del desarrollo cada una de tus facetas como persona. Comparte tus opiniones en este espacio y sígueme en @carlosluer. Nos seguimos leyendo por aquí.