El mundo de la belleza occidental parece tan importante que hasta concursos hay. Vender cosméticos y programas de dietas puede percibirse como cuesta arriba en esta economía tan lastimada, sin embargo, es muy posible hacerlo.
Antes que nada, es crucial conocer a tu cliente potencial, de otra manera qué le dices, cómo se lo dices, que puede llamar su atención, qué puede molestarle, cómo lo emocionas,…
Platiquemos hoy con ejemplos:
Te sugiero que no utilices “Perder peso”, “Bajar de peso”, “Perder esos kilitos de más”, “Para poder adelgazar”, no sólo ya está súper usado y ya no causa el efecto que pudo haber causado antes. Hacer dieta es algo sumamente pesado y tormentoso, a nadie le gusta. Hay una máxima que dice: “sólo si conoces el beneficio, realizas el esfuerzo”. Entonces es justo eso lo que debes vender, el beneficio: ¿cómo mejorará su vida tu producto o programa? Puedes decirle, como ejemplo, que tu producto sí le da lo que ha soñado, lo que desea desesperadamente: “recuperar su figura.”
“Recuperar tu figura” le facilitará a tu cliente potencial imaginarse como quiere verse con su figura recuperada, sólo él lo sabe y lo siente, esto le generará una emoción positiva y no pensará en la palabra kilos que emocionalmente pesan mucho, ni en la palabra dieta aun cuando tu producto lo sea.
Tu cliente potencial no está esperando que le digan: Órale, ¿cuántos kilos bajaste? Aceptará lo que le ofreces porque desea escuchar: Wow, qué bien te ves, ¿qué te hiciste?
En cuanto a la belleza, los cosméticos, por ejemplo, no están muy separados de lo del control de peso. “Pestañas más largas”, “disminuye arrugas en 15 días”, “tu piel más suave en cinco minutos”, son frases taaaaaaan usadas que tampoco tienen impacto.
Hablemos de emociones, de eso que desea sentir y experimentar tu cliente potencial. No son labios rojos y humectados, son labios que se antoja besar. No es una piel más suave, es una que invita a ser acariciada. Si no te gusta que te volteen a ver y sonrían, no uses los cosméticos X.
Recuerdo un comercial brasileño de hace ya varios años en los que una mujer visiblemente fea, dentro de los estándares occidentales, aparecía de cara lavada y comenzaba a maquillarse desde cero frente al espectador. Después de cuarenta segundos, el anuncio era de un minuto, finalizaba en cámara rápida el proceso y cuando estaba por terminar, era verdaderamente asombroso el resultado, frente al espectador estaba una mujer sumamente guapa y sonriente. En la última línea la mujer decía: “Si la línea de cosméticos X hace esto por mí, que no soy bonita, imagínate lo que hará por ti que sí lo eres.” Vendió millones.
La redacción persuasiva, el copywriting, es la técnica que logra anuncios convincentes.
Espero que te sea de utilidad. Que tengas buen día.
Gracias por leer. Enrique Staines