El sismo que sacudió a la parte central de México representa un riesgo al comportamiento económico del país, indicaron diversas consultoras así como analistas; una de las mayores razones en las que centran la estimación obedece a que la Ciudad de México y el Estado de México aportan en conjunto más del 25 por ciento del Producto Interno Bruto nacional.
Asimismo, otros de los posibles estragos al desempeño económico en el cierre del año, proviene de que las zonas afectadas representan los tres centros más significativos de la actividad de algunos sectores; en el caso de la capital del país lidera el sector servicios, al tiempo que la actividad manufacturera se concentra en el Estado de México y Puebla.
De acuerdo con Capital Economics, la interrupción a corto plazo de la actividad podría ser sustancial. En particular, es posible que el impacto económico sea mucho mayor que el del terremoto registrado a inicios de mes, donde las regiones afectadas representaron menos del 10 por ciento del PIB total.
Por su parte, Casa de Bolsa Valmex estimó que el Producto Interno Bruto del tercer trimestre podría ser afectado en un 0.5 por ciento; a su vez, Moody’s Analytics señaló que es pronto para que las autoridades estimen los daños tras el fenómeno natural; sin embargo indicó que las cuentas públicas pueden ser impactadas, según los daños y el alivio financiero disponible.
A su vez, Moody’s Investors Service recalcó que no espera que el movimiento telúrico afecte significativamente la calificación crediticia de México, que actualmente es de “A3”. A través de un comunicado, la caificadora precisó que el actual perfil crediticio soberano de México es más robusto para enfrentar todo tipo de choques.
A pesar de que diferentes instituciones han aportado cuantiosos donativos, la recuperación de las regiones afectadas será de miles de millones de dólares, por lo que será de gran importancia no acelerar el regreso de las actividades económicas en estas zonas, ya que los daños no representan afectaciones serias a la economía nacional, por lo que apresurar la generación de ingresos podría resultar en más perjuicios que beneficios.