Imagina encontrar en el mercado un producto que se llame “Juanito Caminador” o “Manzana” en lugar de Jhonny Walker y Apple, ¿los comprarías? Probablemente no, ya que las marcas internacionales han logrado marcar una clara tendencia en el sector para utilizar un nombre anglosajón que los consumidores ligan inmediatamente con un sentimiento de valor agregado.
El naming (o nombre) de una marca es el primer mensaje que los consumidores y usuarios perciben en relación con el producto o servicio, y sobrepasa la carga visual del logotipo, por sonoridad, semántica, léxico y significado, por ello las empresas emplean toda la dedicación a crear un nombre de marca fácil de memorizar, coherente con el producto o servicio que representa.
Actualmente las técnicas de naming están enfocadas a crear nombres con palabras anglosajonas, con la intención de tener un mayor reconocimiento y recuerdo de marca en un mundo donde el idioma anglosajón facilita la actividad empresarial a nivel mundial y prepara a la marca para funcionar en cualquier país.
En el campo del naming, tropicalizar el nombre de una marca puede afectar significativamente su comunicación con el público objetivo, incluso puede llegar a crear desconfianza del producto y afectar los niveles de ventas, así como desvirtualizar los valores de la compañía.