Las fiestas decembrinas constituyen una temporada compleja para hacer deporte, debido a la gran cantidad de compromisos en la agenda y sus características, que dificultan el cumplimiento de la dieta, el descanso y las sesiones de entrenamiento.
Como en todo, en el deporte existen diversos perfiles de deportistas. Algunos de ellos no dejan de entrenar a lo largo de todo el año, no importando las fiestas. Para otros, el fin de año representa una especie de recreo o descanso, después de haber sembrado esfuerzos a lo largo del mismo, permitiéndose romper con la disciplina para darse un respiro.
En algunos casos, la motivación del nuevo año permite arrancar y estabilizar el paso sin problemas, pero para la mayoría, el arranque resulta una tarea compleja. Por un lado, a causa del deterioro físico que las semanas de descanso y excesos provocan, entre ellas la pérdida de condición física y la acumulación de un par de kilos de más; por el otro, debido a la dificultad que la idea de comenzar de nuevo representa en la mente.
Para comenzar de nuevo, vale la pena escribir una meta en papel, es decir, planear hacia dónde queremos ir y qué queremos conseguir. Debe ser objetiva y asequible, evitando plantear metas que a todas luces parecen inalcanzables. Será más efectivo si esa meta la dividimos en pequeñas metas que nos sirvan como aduanas a atravesar, que nos motiven y enfilen hacia el objetivo final.
Si bien es difícil cortar de tajo las malas costumbres que las fiestas nos heredaron, sugiero modificarlas progresivamente, substituyéndolas por otras que nos ayuden a cumplir lo que nos hemos propuesto, por ejemplo: disminuir en ciertos horarios o comidas el consumo de harinas, azúcares y alcohol, o substituir el refresco por el agua, o dormir en un horario más adecuado para descansar suficientemente. No se trata de grandes acciones radicales, sino de poner atención a las pequeñas decisiones que tomamos rutinariamente, respirando antes de actuar para reflexionar si lo que estamos a punto de hacer abona o no para conseguir lo que queremos. La suma de pequeños aciertos o errores, construyen grandes éxitos o fracasos. Para ello resulta fundamental construir entornos que nos faciliten esas decisiones; por ejemplo, si no quieres tomar alcohol, evita que en tu refrigerador haya cervezas, o si no quieres comer chocolate, elimina el producto de tu lista de compras.
La carga física deberá ser también progresiva; en algunas ocasiones tratamos de incrementarla súbitamente lo que nos provoca hartazgo, desilusión e incluso lesiones. Establecer tareas diarias en la agenda, eleva considerablemente las posibilidades de cumplimiento, en comparación con el establecimiento de sesiones cada tercer día.
Por último te sugiero abrazarte al presente; esto significa que si fallaste ayer en términos de hábitos o la realización de tu sesión de ejercicio, lo olvides y no falles hoy, es decir, no falles dos días seguidos. Comenzar de nuevo es posible, el secreto está en la toma adecuada de decisiones diariamente, por muchos días. Anímate a intentarlo.