Las redes sociales se volvieron las mejores aliadas para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, sin embargo, el Comité Olímpico Internacional (COI) aseguró que compartir videos de las competencias desde las redes sociales no está permitido, ni siquiera para los atletas.
En medio de una de las ediciones más extrañas ante la pandemia de coronavirus Covid-19, el propio COI ha decidido hacer uso de las redes sociales para la difusión de estas olimpiadas, siendo Snapchat, Facebook, Instagram, WhatsApp y TikTok, los principales canales para llegar a las audiencias en el mundo. Cada una de ellas con su propia propuesta.
Un caso de ‘censura’
Un ejemplo de ello es cuando la velocista jamaicana Elaine Thompson-Herah, doble
medallista de oro, fue bloqueada brevemente en Instagram el pasado miércoles luego de haber publicado videos de sus exitosas carreras de 100 y 200 metros para sus 310 mil seguidores, violando los derechos de retransmisión de los Juegos.
A pesar de que un portavoz de Facebook dijo que el contenido de Instagram, propiedad de la compañía, fue eliminado, pero la suspensión se aplicó erróneamente, por lo que más tarde la deportista jamaiquina publicó en su Instagram Stories que el bloqueo había sido eliminado con emojis sonrientes.
La opción del COI
Tomando este ejemplo como base, el portavoz del COI, Mark Adams, aseveró que tanto los atletas como espectadores de todo el mundo pueden seguir compartiendo los momentos del evento deportivo, pero eso debería ser con imágenes fijas.
“Animamos a la gente, animamos a todo el mundo, a que comparta fotos fijas de las actuaciones, pero el video pertenece obviamente a las emisoras titulares de los derechos”, aseveró a Reuters.
De acuerdo con la organización, la eliminación de contenidos no autorizados en las redes sociales era un proceso automático gracias a que “los organismos de radiodifusión con derechos (RHB) tienen los derechos exclusivos para transmitir los Juegos Olímpicos”.
“Esto incluye la distribución en las redes sociales, donde los atletas son invitados a compartir el contenido proporcionado por los RHB en sus cuentas, pero no pueden publicar el contenido de la competición de forma nativa”, añadió.
En caso de que alguien comparta los videos de las competencias, el contenido seguirá eliminandose de forma automática.
El papel de las redes sociales
No hay duda en que las redes sociales son un medio clave para que el público participe en la conversación sobre los Juegos Olímpicos, un ejemplo han sido los partidos de futbol de la Selección mexicana, donde en cada enfrentamiento redes como Twitter se han visto infestadas de mensajes con relación al tema.
Asimismo, en esta edición son más los atletas que han utilizados sus cuentas personales para publicar videos e imágenes virales de lo que pasa detrás de bastidores, como lo fue el clavadista Rommel Pacheco durante toda su participación olímpica o quienes buscaron desmentir las afirmaciones sobre las camas antisexo de la Villa Olímpica.
Sin embargo, existen restricciones de derechos de autor y de otro tipo que todos los involucrados deben seguir sobre el contenido en línea que se puede publicar desde los Juegos.
El interés de respetarlos también tiene relación con que el COI recibirá más de 4 mil millones de dólares por los derechos de retransmisión durante este periodo, incluidos los Juegos Olímpicos de invierno de Pyeongchang 2018 y los de Tokio, los que en gran medida serán utilizados para reinvertirse en la realización de los Juegos, así como para apoyar al deporte y los atletas.
“Los ingresos procedentes de la venta de los derechos de retransmisión son un elemento importante en la financiación de la actividad olímpica y contribuyen a construir el escenario olímpico en el que los atletas pueden brillar”, afirmó el COI.
Cumplir con los derechos
Según datos de NBCUniversal, publicados por el sitio AdAge, la inauguración de las olimpiadas de este año registró los peores niveles de rating desde los Juegos Olímpicos de Seúl ’88.
El número de televidentes que estuvieron al tanto de la ceremonia, fue de un total de 16.7 millones, registrando una reducción del 37 por ciento, en comparación con los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, en 2016.
Lo anterior sin duda significó un duro golpe para la cadena de televisión, la cual pagó 7 mil 650 millones de dólares para ampliar sus derechos de retransmisión de los Juegos Olímpicos en Estados Unidos hasta 2032.
Con esto en mente, es importante que el Comité atesore con mayor fuerza los derechos que compran las televisoras, pues los ingresos se distribuyen para la propia organización del evento, y perderlos podría resultar en un desastre.
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