La marca de refrescos estaría preparando la producción de botellas y latas más pequeñas, más específicamente para pasar de las botellas de 330 mililitros a los 220 mililitro, así como de latas más pequeñas, lo que también vendría a reforzar la política de reducción de botellas de mayor capacidad, asumida desde la fusión de las embotelladoras españolas.
Además de esta diminución de tamaños, la empresa también tendría estipulado liquidar la política pactada en algunas franquicias de comida rápida, como Burger King o KFC, para el llenado sin límites de los vasos de refresco.
Esta decisión, según varias fuentes citadas en medios españoles, se estarían tomando para evitar el pago que implicaría el nuevo impuesto a las bebidas azucaradas que está preparando el ministerio de Cristóbal Montoro.
De esta forma, los nuevos tamaños, permitirían a la empresa de refrescos reducir la carga impositiva por unidad, además de poder incrementar la rentabilidad por envase, toda vez que no se reduciría el precio en la misma medida que la cantidad de líquido reducido.