La comercialización de productos a través de plataformas online es una de las tendencias que, de acuerdo con diversos pronósticos, no cesará de crecer hasta convertirse en una de las principales industrias, en gran medida impulsada por el cambio en los hábitos de consumo y al creciente número de dispositivos capaces de conectarse a la red.
Se estima que el número de usuarios registrados en servicios de e-commerce a nivel mundial supere los dos mil millones de personas en los próximos años, de hecho para finales de 2017 se prevé que los ingresos generados por este rubro lleguen a los mil 328 millones de dólares y, según cifras de Goldman Sachs, el gasto promedio por usuario crecerá a 574 dólares durante 2018.
Sólo en México, de acuerdo con datos de la Asociación Mexicana de Internet (Amipci), el comercio electrónico vive un boom, ya que en los últimos cinco años, la tasa de crecimiento es de entre 50 y 60 por ciento, facturando cerca de 257 mil millones de pesos.
Es indiscutible el crecimiento del e-commerce, pero no todo es bueno, ya que hay un porcentaje de compradores que devuelven los productos que adquieren. Si bien, de acuerdo con datos del ONTSI, el porcentaje es pequeño, de un 10,9 por ciento, lo cierto es que es de vital importancia para todos los vendedores el proceso de devolución en las compras online.
Para que refuerces tus políticas y hagas un análisis sobre el consumo de tus clientes, te mencionamos algunos malos hábitos que, de acuerdo con Trusted Shops, se presentan en algunos compradores que ningún retailer en e-commerce quisiera tener:
Comprador guardarropa. Este perfil no sólo aplica para ropa y calzado, incluso con electrodomésticos. Se trata de aquella persona que adquiere un producto por algún evento o suceso relevante, la utiliza y, cuando termina, lo devuelve y recupera el dinero invertido. Esta práctica en teoría no está permitida pero, resulta difícil de comprobar.
Comprador compulsivo. Personas que adquieren productos por encima de su capacidad de crédito. Usar las tarjetas de crédito pueden ser un arma de doble filo, si bien pueden incentivar el consumo, puede acarrear problemas de pago o devolución de productos.
Comprador exigente. Son usuarios que compran una artículo en dos o más tallas o colores diferentes con la finalidad de ‘llevar’ la tienda a su casa y luego devolver o cambiar el que desea comprar de manera definitiva. Esta práctica no está prohibida, pero sí afecta al vendedor que pone en riesgo la mercancía de sufrir daños que, a la postre se traducirán en pérdidas.
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