La cuadrilla trabaja en un edificio de departamentos. Sacan bolsas de basura, podan jardines, limpian vidrios, pasean mascotas, barren y hacen todo lo que las personas del edificio les solicitan.
Tres drones de mudanza en la azotea bajan un enorme librero, que una de las vecinas le quiere regalar a su nieta. En el instante que el librero toca el piso, un camión autónomo de mudanzas llega y, con ayuda de otros drones, lo carga para llevarlo a su nuevo destino.
La sincronización de sus movimientos es impresionante. Están siempre en el lugar donde deben estar, en el momento exacto. Detrás de los drones hay un dispositivo de inteligencia artificial, que controla todos los movimientos del enjambre.
Esta inteligencia es capaz de calcular cuál es la mejor secuencia de tareas, para hacerlas con el menor gasto de tiempo y recursos posibles. Es consciente de objetos, personas, y necesidades por toda la ciudad.
Los drones llegan al edificio siempre en el momento justo, para regar plantas y limpiar espacios. Aunque no es raro ver drones independientes que realizan tareas que no pueden esperar al grupo completo.
Hoy es un buen día para Emilio. Hace unos meses la I.A. le detectó un cáncer muy agresivo que en otros tiempos hubiera sido mortal. Pero gracias a un oportuno diagnóstico, y a que la I.A. diseñó un tratamiento personalizado para él, ya no hay ningún rastro de la enfermedad.
Al llegar a casa, en la cocina ya está funcionando un dron y la impresora 3D. Con la información que recabó la I.A. de los biosensores de Emilio y Mónica, determinó que los mejores platillos para hoy eran: un ceviche para ella, y una hamburguesa para él.
La impresora 3D crea los ingredientes que tienen la misma apariencia y sabor que los reales, pero están hechos a base de superalimentos, que aportan todos los nutrientes que cada uno de ellos necesita, en este momento el dron mezcla y procesa.
Mónica está entusiasmada, en la noche verán a sus hijos. Ellos viven en diversas ciudades de Latinoamérica, pero cenarán, todos juntos, en su restaurante favorito de Berlín. Van a celebrar que Emilio pudo vencer al cáncer.
Usarán sus nuevos trajes hápticos, los compraron porque siempre echan de menos los abrazos en sus reuniones, dentro del Metaverso. Aunque Mónica sabe que sus hijos la visitarán en Navidad, agradece la oportunidad de verlos más seguido, gracias a los mundos virtuales inmersivos.
Este año, es su turno elegir qué harán después de la cena. Aún no lo decide, quería visitar la Roma antigua, pero quedó muy sorprendida cuando se enteró de que uno de sus hijos no sabe quién es Freddie Mercury. Tiene mucha curiosidad de saber qué opinará cuando lo vea cantar.
El dron llama la atención de Mónica y la saca de sus pensamientos. La I.A. detectó una leve deshidratación y le han traído su bebida favorita. La comida estará servida en cinco minutos, avisa la I.A.
Mónica, regresando a sus pensamientos, no entiende cómo pudo vivir tantos años sin todos estos avances, que hoy son tan normales para ella.
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Alberto Arroyo