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La ciberseguridad emerge como un desafío crucial que debe abordarse para garantizar la seguridad y la integridad de los vehículos.
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De acuerdo con la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) este sector aporta el 18% del PIB manufacturero y el 3% del PIB general, asimismo, nuestro país ocupa el 1.º lugar como fabricante de vehículos en América Latina y el 7.º a nivel mundial.
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Según el estudio Digital Trust Insights 2024 de PwC, 5 de cada 10 empresas mexicanas tuvieron pérdidas de hasta 999 mil dólares como resultado de una filtración de datos.
En la era de la conectividad y la digitalización, la industria automotriz se encuentra en medio de una revolución tecnológica. Los vehículos modernos están equipados con sistemas avanzados de asistencia al conductor, conectividad a internet, y en algunos casos, incluso capacidades de conducción autónoma. Sin embargo, esta innovación no está exenta de riesgos.
Con la creciente interconexión de los vehículos y la infraestructura de transporte, la industria automotriz se ha convertido en un objetivo atractivo para los ciberdelincuentes. Los ataques cibernéticos pueden comprometer la seguridad de los conductores y pasajeros, así como también afectar la funcionalidad de los vehículos y la infraestructura vial.
Es así que, los vehículos modernos están llenos de componentes electrónicos y sistemas informáticos que pueden ser vulnerables a intrusiones maliciosas. Desde sistemas de entretenimiento y navegación hasta controladores de motor y frenos, cualquier punto de acceso puede ser explotado por hackers para acceder, manipular o tomar el control remoto de un vehículo.
Con el paso de los años, los autos han evolucionado con la finalidad de brindar al conductor una mayor comodidad, y en ese sentido, la tecnología ha jugado un papel crucial, pues hoy en día se puede detectar la incorporación de herramientas como la Inteligencia Artificial (IA), además se ha visto una tendencia constante por los autos eléctricos, que cada vez acaparan más.
De acuerdo con la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) este sector aporta el 18% del PIB manufacturero y el 3% del PIB general, asimismo, nuestro país ocupa el 1.º lugar como fabricante de vehículos en América Latina y el 7.º a nivel mundial.
Ciberseguridad en la industria automotriz, un desafío para la innovación
A medida que la transición hacia procesos digitales se torna inevitable, los riesgos cibernéticos se vuelven cada vez más evidentes. Según el estudio Digital Trust Insights 2024 de PwC, 5 de cada 10 empresas mexicanas tuvieron pérdidas de hasta 999 mil dólares como resultado de una filtración de datos en los últimos tres años, es así que PwC lanzó Trusted Information Security Assessment Exchange (TISAX), un aliado clave para proteger la información en el sector automotriz, que además se está convirtiendo en una exigencia de las ensambladoras a sus proveedores y/o fabricantes de equipos originales (OEMs) con la finalidad de estar todos protegidos ante los ciberataques.
Conforme la tecnología avanza a pasos agigantados y la transición hacia procesos digitales se vuelve inevitable, los riesgos cibernéticos se vuelven cada vez más palpables. Según el estudio Digital Trust Insights 2024 de PwC, en los últimos tres años, 5 de cada 10 empresas mexicanas sufrieron pérdidas de hasta 999 mil dólares debido a filtraciones, mientras que el 26% reportó daños económicos de un millón de dólares o más.
En este contexto, la industria automotriz en México, que es el séptimo mayor fabricante de automóviles a nivel mundial y líder en producción y exportación en América Latina, se enfrenta a desafíos cruciales, como el desarrollo tecnológico y la adaptación al entorno cambiante. Reducir estos riesgos es esencial, especialmente ante el creciente interés de los ciberdelincuentes en capitalizar las vulnerabilidades del sector, como señala Yonathan Parada, Socio de Cybersecurity Risk and Regulatory.
El año presente presenta desafíos particulares para la industria automotriz, como revela el Global Automotive Cybersecurity Report de Upstream, que indica un aumento significativo en la proporción de incidentes con un impacto “Alto” o “Masivo” en el sector, duplicándose entre 2022 y 2023 y representando casi la mitad de los casos.
Los ataques en el ámbito automotriz pueden afectar no solo a los fabricantes de automóviles, sino también a las flotas de vehículos y a los consumidores. Los riesgos van desde la propiedad intelectual hasta la interrupción de la cadena de suministro debido a la creciente conectividad en los procesos de fabricación, lo que aumenta la dependencia de terceros.
Para contrarrestar estos riesgos, PwC México destaca la importancia del estándar Trusted Information Security Assessment Exchange (TISAX), cada vez más requerido por las ensambladoras a sus proveedores y fabricantes de equipos originales (OEMs). Este estándar, que evalúa y certifica la seguridad de la información de los proveedores, es crucial en un entorno digitalizado donde la protección de datos es fundamental.
En un contexto donde el 67% de las actividades maliciosas en 2023 tuvieron un impacto “Alto” o “Masivo”, y el 58% involucraron múltiples OEMs o tuvieron un alcance global, la implementación de controles y procedimientos de seguridad es imperativa. Esto incluye la transmisión segura de información en procesos clave como el diseño, la producción y la distribución de vehículos, así como la preparación para gestionar incidentes de seguridad de manera eficaz, fortaleciendo así la resiliencia y la confianza en la industria.