Por Camila González [email protected] @GFCam
La poetisa paquistaní Rupi Kaur, que vive en Toronto, decidió subir a las redes sociales su trabajo fotográfico “Period” para su curso de retórica visual. Quiso desmitificar la menstruación y mostrarla como lo que es: un evento natural y normal en la vida de nosotras. Sin embargo, algo tan obvio resultó ofensivo para Instagram, que decidió que este tipo de fotos iban contra las políticas de la empresa y las borró.
Lúcida Rupi cuando escribe a Instagram: “Eliminaste mi imagen dos veces, declarando que viola las reglas de la comunidad. No me disculparé por no alimentar el ego y el orgullo de una sociedad misógina que quiere ver mi cuerpo en ropa interior, pero se incomoda por una pequeña mancha, cuando tus páginas están llenas de innumerables fotos/cuentas en las que las mujeres son cosificadas, “pornificadas” y tratadas como menos humanas… Sangro cada mes para ayudar a que la humanidad sea posible. Mi útero es el hogar de la divinidad. Una fuente de vida para nuestra especie. Ya sea que decida crear vida o no. Pero pocas veces es vista así”.
Lo que siguió en esta historia fue que Instagram rectificó su censura como un error y admitió que se subiera este contenido.
Y yo me quedo pensando que todas y cada una de nosotras somos Rupi. ¿Quién no se siente identificada con alguna de sus fotos? ¿Cuántas veces no hemos estado tiradas del cólico en la cama o con la bolsa caliente? ¿O qué tal cuándo opinamos algo que incomoda o no le gusta a alguien y aparece la expresión sexista: estás menstruando?
Chicas, Instagram nos pidió disculpas, y podemos perdonar, pero lo que hay detrás de esos estereotipos y la misoginia que revela el ambiente cada día… ¿la vamos a seguir perdonando?
Todos los días vemos fotos de mujeres en bikini, de curvas y de cuerpos casi desnudos. La publicidad y las redes nos bombardean con imágenes de cómo debe ser la mujer… de los ideales estéticos. Han sido muchos años de ver fotografías enfocadas a la mercadotecnia, esa que usa a la mujer como instrumento de venta o la que nos vende directamente a nosotras sin más.
La cuestión interesante acá es que por primera vez la mercadotecnia y las expresiones están en manos de nosotras y podemos reclamar, argumentar, gritar, exigir. Ya no estamos con las bocas tapadas. Hoy fue Papá Instagram, pero siempre es otro ente que quiere controlarnos y menospreciarnos, y que sin decirlo, se hace dueño de decir que es correcto que se difunda y qué no.
Dice la sabia de Susan Sontang que la fotografía, y más en publicidad o la difundida en las redes, forma nuestra experiencia de la realidad. Y sí, desde hace mucho tiempo ha habido un consumismo estético de la mujer. La fotografía es una herramienta de poder, y por eso es tan valioso el trabajo de Rupi, que sin duda reivindica una faceta nuestra. Además, Instagram logró lo contrario a lo que se proponía al borrar nuestras manchas de sangre de las pantallas de la realidad: nos ha puesto a reflexionar sobre el cansado rol de ser trofeos sexuales.