Por Luis Miguel Martínez
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“Free software is a matter of liberty, not price. To understand the concept, you should think of free as in free speech, not as in free beer“.
—Richard Stallman
Uno de los conceptos más complejos de las telecomunicaciones modernas es el costo de ellas, pues aunque en apariencia son servicios gratuitos siempre hay un costo y la cuestión es cómo se paga éste. Por eso -como bien rezan los cánones del software de uso libro y del código abierto- el acceso a la Internet siempre es “free as a beer” o cerveza gratis.
Una de las tendencias actuales es la conexión en cualquier lugar, en cualquier momento. De acuerdo con los estudios más recientes, sólo menos del 14% de los usuarios de internet se considera a sí mismo en este estado de conexión continua. Sin embargo, la mayoría de los usuarios de la telefonía celular con banda ancha, tienen una conexión continua.
De esa forma, hay una forma temporal de la brecha digital, que surge de aquellos que están todo el tiempo conectados y los que no. Para el que utiliza internet 24×7 puede ser problemático el no poder conectarse todo el tiempo a la red, con cualquiera de los múltiples gadgets con los que cuenta: smartphone, tablet, laptop, computadora, etc. Incluso, podríamos apreciar el surgimiento de un nuevo síndrome consecuencia de las conectividad continua, la angustia por desconexión o una compulsividad por estar conectado.
Habitualmente, durante un viaje se sufren diferentes niveles de desconexión; sin embargo cada vez más se cuenta con un acceso constante a internet y se es capaz de continuar viviendo en un estado de conexión 24×7. Algunos ejemplos de esta conectividad continua son:
Los aviones. Más de 2,000 aviones en el mundo se pueden comunicar a través de cualquiera de dos sistemas de conexión a internet, ya sea por conexión satelital o por la red de telefonía celular.
Los hoteles. La mayoría de estos espacios ofrecen conexión a internet. Algunos de forma gratuita, otros mediante un pago -generalmente excesivo-. Y ese es un punto que algunos hoteleros deberán repensar, el ingreso por la renta del acceso a Internet versus la comodidad de sus clientes, la posiblidad de ofrecer un acceso freemium y la ganancia de contar con datos de sus clientes y hábitos de Internet, es decir inteligencia de negocios.
Espacios públicos. Cada vez los gobiernos municipales ofrecen acceso a internet como parte de los servicios municipales, incluso los proveedores de telecomunicaciones han tomado este papel en algunos espacios urbanos, como la zona de Polanco en la Ciudad de México.
Internet sigue dado muchas sorpresas, por ejemplo, en el Mercado Central de Santiago de Chile hay acceso a la Internet para navegar entre frutas, pescados y mariscos frescos. Incluso en Los Angeles hay un pequeño carro de hot dogs que porta la señal de Wi-Fi para señalar que ahí hay un hotspot para acceso a Internet. En algunos metros o trenes de las ciudades del mundo también se ofrece Internet gratis. ¿Por qué en los hoteles, se sigue cobrando tanto? ¿no bastaría incluirlo en la tarifa diaria?
Tal vez los hoteles puedan aprender de aeropuertos como el de Sao Paulo, donde se ofrece acceso gratis para los viajeros a través de dos empresas de telefonía celular, 40 minutos a cambio de dar tus datos -para luego recibir publicidad dirigida.
Conéctate con más clientes con algo gratis, y ¡No te desconectes!