- Oliver Zipse, CEO de BMW, solicitó la revisión del plan de la UE para eliminar vehículos de combustión interna en 2035.
- Argumenta que podría perjudicar a los fabricantes europeos.
- Zipse advirtió sobre el riesgo de que Europa se vuelva dependiente de las baterías chinas, lo que comprometerá su autonomía tecnológica y económica.
Oliver Zipse, CEO de BMW, pidió la suspensión del plan que busca eliminar la venta de vehículos con motores de combustión interna en Europa para 2035.
Según el directivo, esta estrategia va a perjudicar a los fabricantes europeos y a aumentar su dependencia de China y de sus baterías.
Zipse dijo que, si bien la transición hacia vehículos eléctricos es inevitable, un plazo tan estricto podría desestabilizar a la industria automotriz de todo ese continente.
Durante su conferencia en el Salón del Automóvil de París de este martes 15 de octubre, Zipse planteó que el plan de la Unión Europea para lograr una reducción del 100% en las emisiones de CO2 en los nuevos vehículos para 2035 debe reconsiderarse.
El CEO de BMW explicó la necesidad de adoptar una estrategia más flexible y abierto a diferentes tecnologías. “Para mantener una trayectoria competitiva y exitosa, es fundamental que el marco regulatorio no favorezca una única tecnología”, afirmó.
De esta manera, sugirió que se debe permitir el uso de combustibles alternativos, como los e-fuels y los biocombustibles, además de explorar más opciones con el hidrógeno.
CEO de BMW habló de los riesgos para la industria europea
Una de las principales preocupaciones de Zipse es que, al apuntar exclusivamente a los vehículos eléctricos, Europa podría caer en una excesiva dependencia de las baterías fabricadas en China.
Hoy, la cadena de suministro global de baterías está dominada por empresas chinas, lo que, según el CEO de BMW, genera riesgos estratégicos y vulnerabilidades económicas para Europa.
Zipse habló de diversificar las tecnologías, lo que permitiría a la región mantener su liderazgo en la industria automotriz sin poner en peligro su autonomía tecnológica y económica.
El directivo también recordó que Europa cuenta con fortalezas en varias áreas tecnológicas, como los motores de combustión avanzados, las celdas de combustible de hidrógeno y los combustibles sintéticos.
Según Zipse, es esencial aprovechar estos avances, en lugar de centrarse únicamente en una solución. “Una estrategia estrictamente basada en los autos eléctricos puede llevarnos a depender más de un solo país, lo que no es recomendable”, explicó.
Presión sobre la industria automotriz
A principios de 2023, la Unión Europea aprobó una ley que establece que, a partir de 2035, todos los automóviles nuevos deben ser de cero emisiones de CO2. Esta normativa, en la práctica, implica la prohibición de la venta de vehículos que funcionen con motores de combustión, ya sean de gasolina o diésel.
Además, la normativa también incluye una reducción del 55% en las emisiones para 2030, en comparación con los niveles de 2021.
Sin embargo, varios actores dentro de la industria automotriz, incluidas marcas como BMW, Volkswagen y Renault, han expresado sus inquietudes sobre la viabilidad de estos objetivos.
Las ventas de vehículos eléctricos no han crecido al ritmo esperado, lo que ha generado preocupación entre los fabricantes sobre posibles sanciones económicas debido a su incapacidad de cumplir con las nuevas normativas.
En este contexto, Zipse dijo que los legisladores europeos deben ser más flexibles. Argumentó que, de no hacerlo, la industria automotriz europea podría enfrentarse a multas, además de perder competitividad frente a otras regiones del mundo.
A pesar de estas preocupaciones, países como Alemania, de donde es originario Zipse, han mantenido su apoyo a los plazos, alegando la urgencia de combatir el cambio climático y la necesidad de ofrecer claridad a las industrias.
Posibles revisiones y el futuro de los motores a gasolina
En el mismo evento en París, la Asociación Automovilística Francesa (PFA) no solicitó la cancelación directa de la prohibición de 2035, pero sí hizo un llamado para que se revisen los objetivos de emisiones antes de 2026.
El director de la PFA dijo que es necesario reabrir el diálogo con los reguladores para discutir ajustes que permitan una transición más equilibrada y realista.
A su juicio, la actual planificación podría estar desconectada de la realidad que enfrentan los fabricantes europeos.
La competencia con las marcas chinas
El desafío de cumplir con los plazos para la eliminación de motores de combustión interna se agrava aún más debido al crecimiento de las marcas chinas en el mercado global de vehículos eléctricos.
China ha logrado posicionarse como un líder en la producción de baterías y autos eléctricos a precios competitivos, lo que ha puesto en aprietos a las marcas europeas.
Mientras que los fabricantes europeos intentan desarrollar tecnologías avanzadas y mantener sus estándares de calidad, las marcas chinas ya han capturado una parte importante del mercado con vehículos más accesibles.
La presión sobre las compañías europeas aumenta con la proximidad de las fechas límite impuestas por los gobiernos.
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