Desde que se decretó la emergencia por coronavirus en México y se implementó un modelo para medir el riesgo de contagio, la capital del país ha oscilado entre el semáforo rojo y naranja. No obstante, es posible que en los siguientes días, la CDMX brinque al semáforo amarillo, lo que podría suponer un alivio en términos económicos para muchas actividades en la región.
Durante la conferencia de prensa entregada por las autoridades de la CDMX este viernes, se hizo énfasis en que los indicadores sobre hospitalización, contagios y muertes a descendió de manera significativa en la CDMX, con lo que la capital del país está a, literalmente, un paso de cambiar a semáforo amarillo.
El director general de Gobierno Digital de la Agencia Digital de Innovación Pública, Eduardo Clark García Dobarganes, informó que la CDMX se mantendrá una semana más en semáforo naranja, al contabilizar 2 mil 525 hospitalizados por Covid-19, cifra que representa el menor número de hospitalizados hasta el momento, luego de mayo del año pasado.
Con esta decisión, la capital del país ligaría nueve semanas consecutivas en este nivel de alerta por la emergencia sanitaria provocada por el Covid-19.
No obstante, y a pesar de que según la Secretaría de Salud, la CDMX se mantiene como la entidad del país con más casos activos (personas que han mostrado síntomas de COVID en los últimos 14 días) de Covid-19 con 8 mil 937 pacientes detectados, lo cierto es que las autoridades capitalinas hicieron énfasis en que el estado está a un punto para brincar al semáforo amarillo.
Lo que supone para la economía
Lo cierto es que esta información debe tratarse con cautela, considerando que las autoridades esperan un repute que sería visible en los siguientes días, luego del movimiento registrado durante el periodo vacacional de Semana Santa.
No obstante, la espera de poder pasar a una etapa más avanzada de la contención de la pandemia es un duda un asunto que da certidumbre y que podría represar la luz al final del camino para muchos comercios que siguen padeciendo los efectos de la emergencia sanitaria.
En realidad esta posibilidad el gran cambio que supone para la economía es un voto de confianza, debido a que las presiones de los negocios locales, medianas empresas y en general de la iniciativa privada, llevaron al gobierno a tomar la decisión de permitir la apertura de ciertas actividades en semáforo naranja aún cuando, en un principio, su reparta estaba planeada en un escenario en color amarillo.
Desde la página oficial de gobierno, se estipula que en semáforo amarillo “todas las actividades laborales están permitidas, cuidando a las personas con mayor riesgo de presentar un cuadro grave de COVID-19. El espacio público abierto se abre de forma regular, y los espacios públicos cerrados se pueden abrir con aforo reducido. Como en otros colores del semáforo, estas actividades deben realizarse con medidas básicas de prevención y máximo cuidado a las personas con mayor riesgo de presentar un cuadro grave de COVID-19”.
De manera puntual, esto quiere decir que, cuando menos en un principio, se estipulaba que en semáforo amarillo, los espacios públicos como parques y bosques podrían abrir de forma regular, establecimientos públicos cerrados como cines, teatros, restaurantes e iglesias podrían abrir con aforo reducido, mientras que se permitirían las actividades laborales esenciales y no esenciales con restricción de aforo y horarios escalonados. Todo esto ya sucede, aun y cuando la CDMX lleva 9 semanas en naranja.
Ajuste necesario
Lo cierto es que este cambio podría parecer necesario, ante una economía que estaría dejando un déficit de empleo importante, reducción de ingresos y cierres permanentes de miles de negocios.
De hecho, a pesar de que muchas actividades se adelantaron en su apertura, la situación para muchos negocios cuando menos en la capital del paños es especialmente difícil.
Específicamente, se estima que durante la pandemia más de un millón de comercios cerraron definitivamente tras la paralización de actividades y se estima que 500 mil más estén en riesgo de ‘bajar sus cortinas’ por la falta de apoyos, tan solo en la CDMX.
“Durante este año, poco más de un millón de pequeños comercios y empresas familiares tuvo que cerrar sus establecimientos y el riesgo de que durante el primer semestre de este año se sumen otros 300 mil negocios al cierre de actividades es latente”, declaró el Consejo Nacional para el Desarrollo del Comercio en Pequeño, a través de un comunicado en el que también destacó que “poco más del 60 por ciento de los comercios en pequeño y empresas familiares que aún están abiertos, mantienen una economía de sobrevivencia. La venta del día se ocupa para solventar los pagos más urgentes mientras que crece el endeudamiento para afrontar los pagos de renta, proveedores, servicios (luz, agua y transporte), salario de trabajadores o pago al IMSS”.
Con un brinco a semáforo amarillo es posible que las restricciones se relajen aún más lo que sin duda podría ser un respiro para estos comercios y muchos más que por ahora, simplemente sobreviven.