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Todos, absolutamente todos, en contra de la decisión de Donald Trump de que Estados Unidos abandone el Acuerdo de París. Hablan de “Decepción”, “Trump miope”, “nosotros no cambiamos”, “no es bueno para el mundo”.
Leonardo DiCaprio, no sólo es uno de los actores más destacados y mejor pagados de Hollywood, también es uno de los más respetados de la industria. También es un reconocido activista que apoya diversas causas sociales, el calentamiento global y otros problemas ambientales.
La contaminación es un grave problemas en los grandes centros urbanos. Uno de los paliativos es a través de beneficios impositivos.
El número de consumidores que se muestra dispuesto a invertir un poco más por productos ecológicos, según la más reciente investigación de GfK MRI, se ha incrementado del 53 por ciento (2010) al 56 por ciento durante le pasado año.
“Para ayudar a la naturaleza, primero hay que escucharla”, dice el slogan de una campaña que involucra a Spotify y a una ONG que protege los bosques nativos.
Lo dijo, entre otras cosas, el polémico director de presupuestos de Trump. Habrá más gasto en defensa y seguridad, y bajas en ayuda humanitaria y aportes a la ONU.
Hace un tiempo parecía imposible: la empresa energética Enel anunció que en 2017 abrirá la primera estación de servicio para autos eléctricos del país.
Donde hay contaminación, puede haber un negocio. Hay que pensar de manera abierta para convertir los problemas en oportunidades.
Uno de los circos más famosos del mundo, el Ringling Bros. and Barnum & Bailey, anunció que dejará de existir este año. La razón: una caída en la asistencia y la prohibición del uso de animales en estos espectáculos.
El gigante tecnológico tiene una demanda en sus oficinas alrededor del mundo de 2.6 gigavatios de electricidad de fuentes eólica y solar.
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