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Esta evolución en las campañas navideñas marca un precedente en cómo la publicidad puede ser una fuerza transformadora en un mundo que anhela más empatía y humanidad.
En un mundo empresarial en constante evolución, la gestión de la reputación y las relaciones con los stakeholders se encuentra en un punto de inflexión.
La retórica, las pausas dramáticas y el uso de anáforas o repeticiones pueden amplificar la fuerza del mensaje
Las deportaciones masivas que ha anunciado el presidente electo de los Estados Unidos prometen pronunciar la caída en el envío de remesas
La incorporación de la Inteligencia Artificial a todo el complejo de Meta, tal como WhatsApp, Facebook o Instagram ha generado un uso moderado
La gamificación, la integración de elementos propios del diseño de juegos en contextos no lúdicos, ofrece una solución innovadora
Hay causas que, después de 40 años, han sido constantes en su espíritu de ayuda y que, aunque salen al “Mainstream” cada 10 años, su labor se ha mantenido, pues el problema sigue ahí.
Para llegar a un buen acuerdo político se requiere de un diálogo constructivo y no de presiones y mensajes altisonantes.
Bien se dice que los dueños de las marcas son los consumidores. Y es que, en un mundo interconectado, las marcas están más expuestas más que nunca, para bien o para mal. Ante esta condición, la reputación se convierte en una moneda de cambio.
La Navidad ha evolucionado. Ha dejado de ser solo una temporada de ventas y se ha convertido en una oportunidad poderosa para que las marcas conecten con su audiencia desde un lugar auténtico y con propósito.
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