
La generación de riqueza es un tema que atrae fácilmente el interés de muchos. Puedes encontrar mucho material que te hable de “cómo generar riqueza”, de cuáles son los mejores hábitos para “hacer dinero” y las fórmulas que debes “realizar” o “lograr” para atraer dinero a tu vida. Se habla una y otra vez de lo mismo y, sin embargo, considero que dichos puntos pueden no ser tan eficaces como prometen porque a veces, el tema se aborda erróneamente desde un principio.
Pareciera común que el tiempo cada vez pasa más rápido para todos. Cada vez más gente tiene la sensación de que poco se puede hacer
Muchos de nosotros estamos a gusto con nuestra vida, mientas que otros tantos tienen algĂşn tema que no les permite vivir plenamente o de la manera como les gustarĂa. Tal parece que somos expertos en identificar patrones en los que fallan (o pueden mejorar) los demás, pero a la hora de vernos a nosotros mismos suele costarnos más trabajo.
En realidad, el terreno de la mercadotecnia es, en su mayorĂa, la psique de nuestros consumidores y prospectos. Estamos en un espacio en el que la percepciĂłn de los mismos define el porvenir de marcas y productos. Es decir, el principal factor que influye para que una marca sea valiosa, relevante, refleje los “atributos” de un producto (o servicio) y se diferencie de su competencia, es el posicionamiento de esta misma en la mente de sus consumidores.
A lo largo de nuestra vida, siempre nos hemos enfrentado a diversos retos, tanto en el ámbito personal como en el profesional y, como en todo, hay algunos que podemos elegir y otros que simplemente se nos presentan de manera intempestiva. Unos desde los que podemos madurar y alcanzar las cosas que deseamos y otros que, por el contrario, nos generan estrés insatisfacción o nos desalinean de nuestro estado armónico y productivo.
Sorprendentemente, nos acercamos cada vez más a esos últimos instantes del año, pensando ya en un bien merecido descanso y comenzando a percatarnos del inminente inicio de un nuevo año, momento en el que casi por “arte de magia” surge una nueva oportunidad para plantearnos las cosas que queremos lograr.
En un mundo en el que aparentemente los dĂas se pasan cada vez más rápido, la importancia de aprovechar cada momento se ha incrementado considerablemente. Conozco a muchas personas amanecen confiando en que todos sus pendientes, tareas y trabajo se resolverán a lo largo del dĂa y al llegar la noche no lograron si quiera acercarse a esas expectativas.
En un mundo en el que ya no es viable darse el lujo de separar las estrategias de negocio de la estrategia de marca, la construcciĂłn de la misma y el cuidado de sus aspectos más relevantes no pueden pasarse por alto. Es real el hecho de que la marca puede proporcionar a una empresa la posibilidad de expandir sus fuentes de ingreso a otras categorĂas o lĂneas de producto, pero tambiĂ©n puede convertirse en algo irrelevante y obsoleto.
Una marca fuerte es un pilar de rentabilidad, conduce a una percepción de calidad, asegura una relación duradera con el cliente basada en la confianza, permite la diferenciación entre productos similares, facilita el reconocimiento en un mercado saturado, permite manejar con mayor facilidad los precios e incrementa los márgenes de utilidad, entre muchos otros beneficios. En pocas palabras, el valor de marca es la capacidad que estas tienen para cobrar más por sus productos, generar más riqueza y es un factor que incide directamente en el valor de cualquier negocio.
Es comĂşn que nos sintamos asechados por una multitud de tareas y pendientes tanto personales como laborales en nuestra vida diaria. Saber delegar responsabilidades es una habilidad que se ha vuelto imprescindible para maximizar nuestra efectividad personal.
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