Es común pensar que al hacer clic en el botón de “publicar” de Facebook o “tweet” en Twitter, automáticamente la información deja de ser nuestra.
La mayoría de las tareas relacionadas con el texto, audio y video pueden ser realizadas por una computadora, con mayor o menor grado de automatización.
Cierto, la publicidad es un arte, y como arte denota empeño, dedicación y entrega. Hacer publicidad, corrijo, perdón, hacer buena publicidad es desafiante y no se atribuye a muchos, más bien a pocos, diría yo.
La semana pasada participé en el webinar de eMarketer “The Changing Face of Worldwide Social Network Audience”.
Nos guste o no, tenemos que reconocer que nuestra información está en todas partes. Los datos personales de nuestros clientes, proveedores, amigos y familia se andan paseando en emails y teléfonos inteligentes.
Evidentemente, cuando hablamos de Personal Branding o marcas personales no hay nadie que iguale a #ChuckNorris.
Todo parte de una idea y luego del dinero existente para hacerla realidad. Hay ideas caras y baratas, ideas sensatas y locas, ideas directas y complejas en su planteamiento. Así es en publicidad, no siempre las piezas caras
Desde hace varias semanas he estado recibiendo invitaciones de mis contactos en Facebook para unirme a BranchOut.
Hace unas semanas escribía en esta misma columna sobre una iniciativa de IAB Spain junto con Grupo Consultores.
Cuando creamos un sitio web, en nuestro proceso de planeación solemos pensar típicamente en contratar servicios de hosting y registrar el nombre de dominio.
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