Seguramente llegamos a recordar algún producto gracias a la música que se incluyó en sus spots. Algunas veces llega a ser tan fuerte el impacto de la misma canción, que se llega a difuminar el objetivo principal del anuncio, o sea, en lugar de resaltar el producto o la marca, resalta más la canción o la tonada que está como fondo en el spot
Hace unos diez años, un poco más incluso, hubo un boom web, en donde portales complejísimos surgieron por doquier. Ofreciendo blogs, foros, noticias, videos, foto galerías, chats, etc.
Muchos murieron, la gran mayoría pronto, incluso algunos con presupuestos e inversiones fuertes detrás.
Cuando Jason Bonham, hijo del legendario baterista de Led Zeppelin, John Bonham, anunció que podría “revivir” a su padre, para palomear juntos durante la futura gira denominada The Led Zeppelin Experience, no deja uno de mínimamente levantar las cejas.
Según el Wall Street Journal, la compra de Twitter encaja con el objetivo de dominar la charla social en torno a las últimas noticias de Twitter, grandes eventos deportivos como el Super Bowl, y momentos culturales como la entrega de premios MTV.
El modelo actual de integración comunicacional está viviendo una de sus peores crisis, impulsada probablemente por un sin fin de factores, cual de todos más personales y justificados.
Y seguimos con el tema de cómo la tecnología nos ha “idiotizado”, aunque sépase que no es mi intención no reconocer sus enormes otras bondades. Yo pensé que no iba a haber solución para la obsesiva manía de no despegar los ojos de las pantallas, cualquiera que sea.
En este mundo ya no basta con ser el mejor deportista o el más dedicado, sino que ahora la imagen –compuesta de muchas características- también forma parte de las herramientas de trabajo.
La situación cada vez más compleja en la que se ven envueltos los profesionistas que se encuentran inmersos en un mundo globalizado.
Hace 37 años el biólogo británico Richard Dawkins escribió el libro The Selfish Gene, donde abordaba la teoría de la evolución vista desde el gene, en lugar desde el organismo completo.
¿Y qué tal si tuviéramos una máquina que pudiera predecir el peligro? No, no me refiero a la tan sonada (nunca mejor dicho) Alarma Sísmica que tantos sustos nos está pegando.
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