
Lo que se dice, se vende, se promociona, se quiere creer, incluso en algunos casos realmente se cree, es que la Navidad es una época para dar y recibir afecto, para perdonar, para convivir, para compartir con familiares y amigos. Para abrir nuestro corazón y dar a quienes se han visto desfavorecidos. En fin ya saben, nomás prendan la tele y quedará claro.
El llamado “polĂ©mico” comercial de la marca de ropa Yale que sobre todo está corriendo libre por las redes sociales, donde el “panzazo” de la selecciĂłn nacional de futbol todavĂa suena, es un claro ejemplo de cuando se aprovecha un factor importante en la mercadotecnia y la publicidad la simpatĂa.
En esta época donde todo producto y servicio está disponible para ser un traje a la medida, personalizado, “customizable”, es normal que también las redes sociales se ajusten, pues todo lo queremos a nuestro estilo y personalidad.
Una de las actividades más comunes en Internet es el uso de correo electrĂłnico. Y como sea que lo usen en su vida personal, es sĂłlo de su incumbencia (claro y de las agencias de seguridad locales); sin embargo cuando lo usan para fines profesionales, la cosa cambia. O deberĂa cambiar y creo no está de más irnos a lo básico.
Sabemos que desarrollar una campaña puede ser costoso en tiempo y dinero, y muchas veces debemos sacarle todo el jugo posible. Ello significa a veces agotarla, pero debemos ser cuidadosos en no abusar.
El mes pasado el FBI arrestó en la ciudad de San Francisco a quien creen es el responsable detrás del sitio de compra venta Silk Road, donde de forma similar a Amazon o E-Bay uno puede comprar o vender productos y servicios, pero de forma anónima y sin que el dinero sea rastreado.
La trascendencia del contenido en Internet es muy voluble, puede permanecer por años literalmente, viviendo momentos y lugares, volverse noticia, pasar inadvertida, seguir siendo viral incluso después de ser obsoleta, o hasta ser viral sin ser cierta.
Sin importar en quĂ© área de su empresa trabajen, sean empleados, dueños, socios o contratistas independientes, hay un factor (en casos vuelto problema) que viene entorpeciendo la labor profesional cuando deberĂa significar lo contrario: la comunicaciĂłn interna.
¿Se han fijado cuántos anuncios (sobre todo de Televisión) ahora especifican que usan gente verdadera? Gente de la calle, voluntarios, personas reales.
No, aunque esas personas existen, la gran mayorĂa de las veces (al menos la primera vez que vean a alguien) recibirán respuestas como “Mucho gusto”, “Encantado”, “Hola, yo soy Juan”; o si están en una reuniĂłn de trabajo cosas como “Mucho gusto, yo estoy encargado del área de Mercadotecnia”. Algo asĂ.
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