
Las agencias de publicidad somos empresas bipolares. Nos mostramos acérrimas defensoras de los aspectos más creativos y emocionales de lo que llamamos “el arte de la persuasión”.
No sé si sucede igual en todo el mundo, pero en España nombrar una marca en un medio de comunicación está muy mal visto.
Los creativos publicitarios nos creemos que tenemos el patrimonio de las ideas, que lo de las ideas es cosa nuestra o, peor, que las ideas son nuestras.
El otro dĂa estaba consultando precios de bicicletas elĂpticas y al cabo de un rato, cuando ya habĂa dejado el tema y navegaba por otros sitios buscando informaciĂłn, me apareciĂł un banner de un gimnasio.
Llevo ya más de 25 años viviendo en agencias de publicidad. He trabajado en seis agencias distintas, durante este tiempo he compartido esta profesión con muchos otros publicitarios y he hablado con muchos más.
En publicidad existe una gran distancia entre el momento en que ideamos una campaña y el momento en que la lanzamos. Tenemos una necesidad de comunicación, pensamos en un plan, ese plan se convierte luego en una idea que debe ser aprobada.
Resulta paradójico que un sector, como el de la publicidad, que siempre ha sabido manejarse estupendamente bien en la cresta de la ola de las nuevas tendencias, esté tan perdido en estos tiempos de cambios. Es como una maldición.
Las agencias antes Ă©ramos empresas dedicadas a la creaciĂłn y lanzamiento de campañas publicitarias y hoy somos, o deberĂamos ser, gestores de las audiencias.
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