
Vamos montados en una vertiginosa montaña rusa de la tecnologĂa, cuando menos nos damos cuenta, ya tenemos otro aparato en las manos y hasta dependemos de otro programa o aplicaciĂłn, que entra a nuestra cotidianidad sin que nos percatemos. Me aterra, y en medio de las curvas de la montaña rusa, nadie para a pensar o a decidir libremente quĂ© elige y quĂ© no, y por quĂ©.
Me encantan los cientĂficos, que buscan y buscan respuestas, de cosas interesantes, de otras menos, pero respuestas. Pues esta vez me encontrĂ© con estos estudios curiosos que hicieron este año y que llaman la atenciĂłn por sus temas o por sus revolucionarios descubrimientos.
Me ponĂa yo a pensar en tantas miles de situaciones de conflicto, guerra, desapariciones, injusticias y abusos por parte de los gobiernos. La historia no acabará nunca de contar el daño que nos hemos hecho los humanos: los humanos que ostentan el poder contra los que lo padecen… Nosotros, las personas comunes y corrientes, los civiles, los ciudadanos, hemos sido puntos aislados, vulnerables e impotentes frente a la avasalladora fuerza del poder por lograr sus objetivos econĂłmicos y polĂticos, por más y más poder.
Y siguen dando de quĂ© hablar los videos que recientemente se han posteado en los que diferentes marcas comerciales hacen planteamientos sobre reivindicaciĂłn de gĂ©nero y empoderamiento femenino. Y, como ya mencionĂ©, las crĂticas y los comentarios a favor y en contra no han cesado.
Sensacional, qué más puedo decir…
La comparación entre las respuestas de las mujeres más grandes con la de las chicas, y un chico por cierto, es muy diciente de cómo la cultura nos va viciando la mirada sexista y el sistema va interfiriendo en la autoestima de las chicas durante su crecimiento.
Cuando traigo una racha de columnas acerca de los enormes beneficios de la tecnologĂa en asuntos de salud y de investigaciĂłn -hasta el punto de que comparo los avances de la ciencia con las historias de ciencia ficciĂłn- se me cae de nuevo todo: me encuentro con la publicaciĂłn reciente de un libro que afirma que la tecnologĂa nos hace cada dĂa más estĂşpidos.
Me encanta cuando pedimos disculpas, cuando somos capaces de reconocer un error o una ofensa y tenemos la grandeza de decirlo, sin creer que eso nos hace más pequeños. SĂ, eso me reivindica con la humanidad en muchos niveles.
Es cierto, a veces los discursos pueden sonar repetitivos, desgastados y recalentados, pero lo único que los mantiene vivos, como gritos desde las entrañas es
Parecen experimentos sacados de las pelĂculas, sĂ de la ficciĂłn, pero lo cierto es que son parte de la realidad que nos tocĂł vivir hoy con la evoluciĂłn de la neurociencia. Fascinante a lo que hemos llegado. Impactante tambiĂ©n. Y lo cierto es que son experimentos de Brain Computer Interface (BCI) que han dado resultados y que, mejoran o van en camino acelerado de hacerlo, la vida de muchos.
Me quejo y refunfuño, pero al final termino metida en las redes y en los perfiles, aunque no tanto como una usuaria más, sino como
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