Un sondeo realizado por la bolsa de trabajo OCC reveló que el 49% de los trabajadores en México ha experimentado procrastinación nocturna en algún momento de su carrera. De acuerdo con su opinión, a pesar de que al principio puede parecer que trabajar hasta tarde aumenta la eficiencia, este hábito altera gradualmente los horarios de descanso y lleva a un agotamiento progresivo que impacta la salud física, mental y emocional.
El 21% admitió que procrastina todas las noches. Los principales motivos incluyen la acumulación de trabajo no terminado durante el día y la falta de una adecuada gestión del tiempo, exacerbada por distracciones tecnológicas. A pesar de trabajar presencialmente, la acumulación de tareas y el cansancio inducen a buscar formas de entretenimiento para evadir el estrés en la oficina, lo que desencadena la procrastinación.
Por otro lado, el 20% de los trabajadores afirmó nunca haber experimentado este fenómeno, ya que mantienen un equilibrio eficaz entre el trabajo y la vida personal, protegiendo así su bienestar. El 10% de los encuestados no había considerado la procrastinación nocturna como un problema, ya que se centraba en otros aspectos de su trabajo y no percibía sus efectos negativos.
Según Laura García, especialista del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, la procrastinación es “la acción o hábito de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables”.
Atendiendo a esta definición, podemos entender que aquellas tareas que son más susceptibles de ser postergadas son aquellas que no nos divierten. Y que, además, no es obligatorio realizarlas ahora mismo.
La procrastinación es, por tanto, uno de los ladrones del tiempo con el que tenemos que lidiar en nuestro día a día.
¿Cómo actúa la Procrastinación?
Imagínate que tienes que ponerte a estudiar o tienes que realizar un informe que te han solicitado, pero para el que aún no tienes fecha de entrega. En ese momento te viene a la cabeza un pensamiento que te dice “antes de hacer el informe, sería mejor que te cambies de ropa para estar más cómodo”.
Entonces, dejas lo que estás haciendo y te vas a cambiar de ropa. Cuando lo estás haciendo pasas por la cocina y se te ocurre comer algo antes de trabajar, para luego no tener que levantarte. Te sirves algo de comer. Y mientras estás comiendo, miras por la ventana, ves el día tan bonito que hace y decides salir a dar un paseo para hacer algo de ejercicio antes de trabajar en el informe.
Cuando te quieres dar cuenta, han pasado dos horas. Y el tiempo que tenías dedicado a esa tarea se ha agotado. Entonces, empiezas a ponerte nervioso, te estresas y entra en juego el sentimiento de culpa. Empiezas a preocuparte y agobiarte por el tiempo, lo que te hace aún menos productivo y eficiente.
Consecuencias de la procrastinación nocturna en los profesionales
En el sondeo de OCC, el 62% de los participantes indicó que la procrastinación nocturna lleva a una mayor sensación de cansancio y disminución en la concentración, lo que repercute negativamente en el rendimiento diario y afecta la vida social y personal. Un 17% expresó que este hábito aumenta el riesgo de desarrollar problemas de salud relacionados con el estrés, como ansiedad, dolores de cabeza, fatiga constante y, en algunos casos, depresión. Además, el 16% consideró que la procrastinación nocturna afecta la satisfacción laboral, ya que este comportamiento no siempre es una estrategia consciente para mejorar la productividad, sino un reflejo de una sobrecarga de trabajo. Finalmente, el 5% mencionó que la procrastinación nocturna también influye negativamente en la personalidad y emociones del individuo, complicando sus relaciones interpersonales tanto dentro como fuera del ámbito laboral.
Para vencer la procrastinación, el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid recomienda:
- Suprimir las tentaciones. Identifica todos aquellos elementos que en un momento determinado puedan suponer una tentación y aléjalos o ponlos fuera de tu vista. Recuerda que, en el tema de aprovechar el tiempo, el que evita la tentación evita el peligro.
- Dividir la tarea en pequeñas subtareas que sean manejables
- Proponerse pequeños hitos que respondan a preguntas del tipo: ¿qué es lo primero que tengo que hacer para abordar este tema? ¿Y, después? ¿Y, después? Poco a poco, y de forma cómoda, te irás acercando al objetivo final.
- Romper la “barrera del primer minuto” Lo realmente complicado es vencer el momento anterior a comenzar una tarea. Si logras vencerlo tendrás la mitad de trabajo hecho, Y, a partir de los 5 primeros minutos, será tu cerebro el que te ayude. Ya que creará la ansiedad necesaria para terminar la tarea que has comenzado.
- Evitar argumentos autoabsolutorios o autopermisivos. Si decimos “no pasa nada por un día que me retrase, tengo tiempo”; “entro al Facebook, pero solo cinco minutos”; “empezaré mañana, que es lunes”, estaremos dando de comer a la procrastinación. Deja de lado cualquier tipo de excusas. Y, simplemente, hazlo ya.
- Recompensarse por haber hecho la tarea. Asociar una tarea que nos resulta aburrida o tediosa con algo agradable como una recompensa, eleva la motivación. Ponte premios. Y comprobarás como funciona a modo de motivación.
- Darse un pequeño descanso al concluir cada una de las tareas parciales. Si cada vez que finalizas alguna de las subtareas que te has planteado haces un pequeño descanso, verás como “recuperas” fuerzas tanto físicas como mentales. El cansancio es un factor que multiplica el desinterés y reduce la capacidad de esfuerzo. Por lo que es importantísimo establecer pequeños periodos de desconexión y descanso de la actividad.
- Comunicar las decisiones que se tomen. El compromiso es más difícil de incumplir si hay una resolución pública. Haz saber a las personas implicadas que has decidido actuar de un determinado modo. O establecer unos plazos de tiempo. Una vez comunidad, harás todo lo posible por cumplir tu palabra.
Estas son solo algunas formas eficaces para vencer la procrastinación. Sin embargo, no siempre son sencillas de implantar, porque, en muchas ocasiones, detrás de esa postergación de las tareas se esconde el miedo al fracaso y el exceso de perfección. Si has detectado que este puede ser tu caso, solicita la ayuda de un profesional que te ayude a aprovechar tu tiempo en forma óptima.