Por Eduardo Rodríguez
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@ERodriguezD
Es muy probable que hayas escuchado o leído que las bolsas de valores mundiales han estado bajando recientemente. Las bajas se han presentado, luego de que los datos publicados sobre la salud de la economía de Estados Unidos han sido más malos que buenos. En general, la prensa especializada teme que la economía de ese país entre en una segunda recesión. Caso grave.
¿Y esto porqué es importante para nosotros?
Por un lado, observar el comportamiento de las bolsas de valores es muy interesante ya que es el único registro en tiempo real de lo que las personas creen que va a pasar. Mejor dicho, es el reflejo no solamente de lo que la gente piensa, sino de lo que realmente hace dependiendo de sus expectativas. Si algún acontecimiento o las noticias del día apuntan a que la situación estará mejor, los inversionistas deciden comprar y entonces los precios de las acciones suben. Por el contrario, si hay información hace pensar que vendrán tiempos difíciles, los participantes venden y entonces los precios bajan. Evidentemente, cada quién analiza, interpreta y actúa de manera diferente pero a final de cuentas, el precio que se registra es el punto de encuentro entre un comprador y un vendedor. Y en conjunto, si todo sube o todo baja es porque la mayoría de los participantes piensa de uno u otro modo. Aterrizando esto al presente, podríamos concluir que la mayor parte de los inversionistas creen que vienen tiempos difíciles.
Por el otro lado, si no eres un participante de los mercados financieros puedes pensar que todo esto no te afecta. Si crees eso, te invito a que lo vuelvas a pensar. En principio, suena muy distante que una nueva recesión en los Estados Unidos afecte tu vida cotidiana pero cuando te das cuenta que en términos económicos y financieros somos uno más de los vagones que son jalados por la locomotora norteamericana todo cambia de sentido.
Desgraciadamente, en nuestro país no tenemos un mercado interno suficientemente grande para que nuestro crecimiento siga por el camino en el que va (mal que bien, nuestro PIB ha estado creciendo a lo largo de varios trimestres) así que dependemos muchísimo de lo que pase en el país vecino. A pocos nos gusta aceptarlo, pero es una realidad.
Si la economía norteamericana entra en una doble recesión (lo que los economistas conocen como double-dip o simplemente W) entonces harán menos negocios, gastarán menos, reducirán gastos y obviamente, importarán menos bienes y servicios mexicanos. Si eso sucede, entonces las empresas mexicanas se verán forzadas a reducir sus costos para sobrevivir y, sí, reducirán sus gastos de nómina.
Pero que no cunda el pánico, no porque los economistas Nouriel Roubini, David Rosenberg o Robert Shiller estén nerviosos tenemos que pensar que ya es un hecho. El equipo que dirige los hilos de la economía de Estados Unidos está consciente de este tema y harán todo lo posible para evitar que esto suceda (recuerda que hay elecciones intermedias el próximo mes de noviembre).
¿Qué hacemos al respecto?
Ni tú, ni yo tenemos el poder para cambiar el rumbo de la economía de Estados Unidos pero si tenemos el control sobre nuestras vidas. Tenemos que enfocarnos en lo que está a nuestro alcance, así que no hay mejor receta que ser prudentes, aplicarnos aún más en nuestro trabajo, ahorrar en donde podamos, planear a futuro y mantenernos informados. Y por supuesto, ¡seguir esta columna!
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