Queridas Marcas:
Yo también soy millennial, pero se olvidaron de mí.
Soy de esa generación que está estigmatizada, la que nació entre 1982 y 2000: los millennials, los que dentro de la industria del marketing somos el target favorito de las marcas y en la industria laboral nos ven como el anticristo. A los que estudios nos definen como independientes, atrevidos, hiperconectados, innovadores , inestables, irresponsables, preocupados por el medio ambiente una mezcla de definiciones que al juntarlas se vuelven incongruentes.
Diferentes investigaciones y conclusiones de mercado me convirtieron en millennial, pero todo lo que he aprendido en mi carrera profesional y mi vida personal no me hacen pertenecer a esa generación. Me considero una persona responsable y estable, los años que llevo en la misma empresa son prueba de eso, y puedo decir lo mismo de mi vida personal.
Sin embargo, hoy veo que cada vez las marcas y empresas están obsesionadas en comprender y cumplir los caprichos de esta generación. Las cifras pueden dar cuenta del interés desmedido por estos consumidores y empleados. De acuerdo con el INEGI los millennials representan el 25 por ciento de la población del país (30 millones de habitantes). Durante los proximos 10 años se convertirán en el 75 por ciento de la fuerza laboral, de acuerdo con datos de Universum Global.
El potencial parece enorme y debo admitir que varias marcas lo han hecho muy bien y han logrado capitalizar las ventajas que ‘mi generación’ supone para optimizar los planes de negocio -tanto desde nuestra posición como consumidores hasta como empleados-.
Para muchas otras la ‘suerte’ no ha sido la misma, no por falta de estrategia, sino por una visión mucho más amplia y a largo plazo. Cumplir caprichos como la inmediatez, querer que las cosas sucedan magicamente es un error. Un claro ejemplo es exigir un ascenso a los 6 meses de haber sido contratado a un puesto gerencial me parece irracional. Existe una curva de aprendizaje, existe un proceso. ¿Por qué queremos que el bebé corra antes de aprender a caminar? Le estamos haciendo un mal a nuestra industria y parece que no nos damos cuenta. ¿Acaso tenemos que satisfacer todas las necesidades como marca y/o empresa?
Me parece que el reto de las marcas está en dejar de segmentar sólo a dicha generación, en ver un poco más allá y apostar más por estrategias agnósticas que logren crear cercanía con nichos de mercado que han sido abandonados; tal es el caso de la generación Grey, la publicidad para este target no sólo debe ser para medicamentos, tintes para el pelo o pañales para la incontinencia. Hoy las marcas tienen la obligación de tomar en cuenta a otras generaciones, con dicursos alejados del convencionalismo.
Queridas marcas, no olviden quien es su cliente; aquel que aún ante la competencia del mercado puede mantenerse fiel. No traten a sus prospectos como clientes y a sus clientes como prospectos. Me ha llevado años construir una relación de confianza con ustedes para que de la nada y por una generación que parece ‘estar de moda’ me obliguen a olvidarme de ustedes.
Con afecto, un consumidor que ustedes catalogan como ‘millennial’