Brasil no la está pasando bien. El año pasado cayó la presidenta Dilma Rousseff envuelta en una disputa política por el poder. Asumió el vice, Michel Temer, el polémico representante de la derecha brasileña que ahora está en cuerda floja por graves denuncias de corrupción.
En medio de eso: el escándalo del Lava Jato y Petrobras (la mayor petrolera del Latinoamérica), el caso Odebrecht (la constructora que habría pagado sobornos en medio continente) y el de la carne adulterada (Carne Débil) con JBS a la cabeza.
Y ahora lo peor (al menos para los que entienden que el Carnaval es el alma de Brasil): las escuelas de samba de Río de Janeiro advierten que no se realizará la edición 2017 por los recortes de presupuesto.
En efecto, la Liga Independiente de las Escuelas de Samba (Liesa) de Río de Janeiro advirtió este jueves que será “inviable” el desfile en el Sambódromo del próximo año de confirmarse el recorte del 50 por ciento en las subvenciones públicas para el carnaval de 2018.
“Con esa reducción de la partida de apoyo para la preparación y producción del Carnaval, es inviable la presentación de las escuelas”, dijo el presidente de la Liesa, Jorge Castanheira, en un comunicado oficial.
“Va a ser muy difícil y se vuelve impracticable llevar a cabo el espectáculo”, agregó.
Castanheira habla de los recortes anunciados por el alcalde de Río de Janeiro, el obispo evangélico Marcelo Crivella, quien dijo el lunes que limitará a la mitad la partida presupuestaria para este espectáculo y usará el dinero para subvencionar guarderías de la ciudad.
“Todo esto nos exige austeridad y sacrificio. Todos deben contribuir. La Alcaldía está contribuyendo. Recortamos secretarías, recortamos más de mil cargos políticos. El Carnaval debe contribuir con nosotros y ayudarnos con ese esfuerzo”, argumentó Crivella.
Propus à Liesa um corte de 50 % nas verbas porque o orçamento de nossas creches precisa ser dobrado. #prefeituraRIO https://t.co/CAqvHsXhax
— Marcelo Crivella (@MCrivella) 12 de junio de 2017
“Tentaciones” del Carnaval
La decisión del alcalde tiene directa relación con su origen: es obispo de la Iglesia Universal del Reino de Dios, una agrupación evangélica que recomienda a sus fieles “huir de las tentaciones del Carnaval”.
Por su parte, la Liesa, dice en el comunicado que los desfiles de febrero generan “enormes beneficios económicos, financieros, de generación de empleo y renta” a Río de Janeiro. Además de una gran valorización de la imagen de la ciudad. Basta decir que según la Secretaría de Turismo de Río, durante el Carnaval llegan a la ciudad 1,1 millones de turistas.