Córdoba, Argentina.- Esta conmovedora historia es una de las pruebas más fehacientes de que el perro es el mejor amigo del hombre. Se trata de la vida de Capitán, la mascota que desde hace 7 años vive en el cementerio donde está enterrado su amo. Nadie lo llevó, encontró solo la tumba de su dueño y se niega a abandonar el lugar.
Capitán es un perro mestizo con algo de ovejero alemán que desde hace siete años vive en el cementerio en el que está enterrado su dueño, en Villa Carlos Paz, una ciudad de la provincia de Córdoba, en el centro de Argentina. El animal, todos los días, a las seis de la tarde en punto, se recuesta sobre la tumba.
La historia como ejemplo de fidelidad y amistad es tan interesante que documentalistas franceses llegaron a la ciudad para contar la conmovedora vida del perro, y la difundieron en el programa “30 Millons d’amis” (30 millones de amigos), que se emite desde hace años en Francia.
Capitán llegó al cementerio en enero de 2007, siguiendo el rastro de Miguel Guzmán, su amo fallecido poco antes. Su familia lo perdió de vista luego de la muerte del hombre y lo encontró meses después, frente al nicho donde descansan los restos de su dueño. “Nunca nadie pudo explicarse cómo llegó hasta allí. Es como si hubiese sabido leer la placa con el nombre de su amo”, publicó La Voz del Interior, el periódico que difundió la noticia.
Cuando lo encontraron en una de las visitas al cementerio, Verónica (la viuda de Miguel) y Damián (el hijo de la pareja) lo llevaron de nuevo al hogar familiar. Sin embargo, “se quedó un rato con nosotros en casa, pero después volvió al cementerio”, contó Verónica.
Según Héctor Baccega, el director del cementerio, Capitán “apareció solo y dio vueltas por todo el cementerio, hasta que llegó, también solo, a la tumba de su dueño. Y eso no es todo: cada día, a las seis de la tarde, va y se acuesta frente a esa tumba. Recorre el cementerio conmigo todos los días, pero cuando llega esa hora se va para el fondo, donde está la tumba de su amo”.
Si bien no se sabe con precisión cuántos años tiene, se calcula que ronda los nueve. El año pasado fue operado de un mal en la vista del que no se recuperó totalmente. Los que cada día trabajan en el cementerio siguen asombrados: “Lo han querido llevar varias veces, pero él siempre vuelve. No hay noche en que no la pase junto a su amo”, cuentan.
“Lo quise traer a casa varias veces, pero él se vuelve al cementerio. Si quiere estar ahí me parece bien que se quede: está cuidando a mi papá”. Damián.
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