No es la primera vez que figuras del espectáculo mexicano -farándula y deportes- se integran a la política o a cargos de elección popular y seguramente tampoco será la última, pero sí es pertinente analizar si la marca personal de los famosos resulta suficiente para garantizar el éxito electoral, incluso, más allá de sus capacidades reales para ejercer los cargos que buscan ostentar.
Cantantes, actores, socialités, deportistas, periodistas y otras figuras con arrastre popular buscaron alcanzar diputaciones, senadurías, presidencias municipales, alcaldías y hasta gubernaturas. Quizás confiando en que se trata de figuras conocidas, prácticamente todos los partidos políticos mexicanos entregaron candidaturas a este tipo de personas, pero, de nueva cuenta, los resultados no fueron los esperados en la mayoría de los los casos.
Algunos de ellos lograron su cometido: Cuauhtémoc Blanco -futbolista- será gobernador del estado de Morelos, Manuel Negrete -futbolista- será alcalde de Coyoacán, Lily Téllez -periodista- alcanzará un escaño en el Senado por Sonora, Ernesto D’Alessio -cantante- será diputado federal por Nuevo León, Susana Harp -cantante- llegará al Senado por Oaxaca y Erik “Terrible” Morales -boxeador- se perfila a la Cámara de Diputados por Baja California-.
Cuauhtémoc Blanco como ciudadano, ganó las elecciones de la mano de todos los que queremos un cambio para Morelos. No les voy a fallar. Hoy somos el equipo más fuerte y juntos no hay meta que no podamos conquistar. ¡Juntos hicimos historia! pic.twitter.com/1150HMPPqw
— Cuauhtémoc Blanco (@cuauhtemocb10) 2 de julio de 2018
En todos estos casos, la marca personal parece haber surtido un efecto positivo, pero también influyó la coyuntura social y política imperante tanto a nivel local como a nivel federal, si los candidatos se cobijaron por algún partido político o alianza competitiva, gran parte de su victoria es debido a ello.
Lo mismo ocurre en el caso de los candidatos farandurelos perdedores, haber aceptado la nominación de partidos poco competitivos fue parte de la causa de su derrota.
Y es que, en términos de marketing político, lo que se pudo observar en las estrategias de este año es que la mayoría del electorado optó un cambio radical y pensó en candidatos con mayores aptitudes por encima de su popularidad o resonancia mediátca. Si en comicios previos tampoco alcanzó la fama y marca personal de muchos de los candidatos famosos, en este año los esfuerzos dieron menores resultados aún.
Tales argumentos explican la derrota del cantante Eduardo Capetillo en la alcaldía de Ocoyoacac por el PRI; por el Partido Verde, a los actores Alfredo Adame -alcaldía de Tlalpan- y Leticia Calderón -senaduría por la CDMX- y el socialité Alfonso de Nigris -diputación local por Nuevo León-.
Excelente 1er día de arranque de campaña, tocando corazones!#OcoyoacacSíVa #UnCiudadanoComoTú #PartidoRevolucionarioInstitucional #PRI #Elecciones2018 pic.twitter.com/baYsg57T7T
— Eduardo Capetillo (@ECapetillo) 25 de mayo de 2018
Por el Partido Nuevo alianza, también sufrieron la derrota los actores Ernesto Laguardia -diputación federal por Tultitlán-, María Elena Saldaña -diputación federal por Michoacán- y Gabriela Goldsmith -diputación federal por Naucalpan-.
En el caso del PRD y sus aliados PAN y Movimiento Ciudadano, otra derrotada es la cantante Rocío Banquells -diputada federal CDMX- y por parte de Morena, aún cuando se trata del partido con mayores victorias a lo largo y ancho del país, quedaron fuera de la jugada política el socialité Patricio Zambrano -alcaldía de Monterrey- y los actores Ausencio Cruz -diputación federal CDMX- y María Rojo -alcaldía de Coyoacán-.
¿Advenedizos de la política nacional? Probablemente sí. Quizás por ello, y aún a expensas de su propia marca personal, la mayoría de estos famosos no alcanzaron los puestos de elección popular que buscaban.