Esos cambios suceden por innumerables motivos. Entre los motivos más usuales encontramos cambios de gustos o cambios de necesidades. Todos los consumidores sufren cambios por edad, por situaciones que viven o simplemente debido a circunstancias de la vida, como disponibilidad de ciertos productos y cambios tecnológicos, entre otros.

Actualmente sufrimos un cambio en el entorno que pudiéramos llamar pesimismo económico. Constantemente nos encontramos consumidores que dice que el progreso económico se ha detenido o terminado, aunque quizá se refieran al desempeño de la economía en general, más que a un tema de productos.

El clásico economista John Maynard Keynes alguna vez dijo algo similar allá por los 1930. En ese entonces el mundo sufría la primera gran depresión. La segunda la sufrimos al final de los 2010, con la llamada crisis de los subprimes impactando a casi todo el mundo desarrollado. Constantemente nos enfrentamos a crisis que afectan la percepción de los productos que necesitan o buscan los consumidores, lo que conlleva siempre a que las empresas reinventen modelos de negocio, productos y formas de satisfacer a los clientes.

Con el fin de la pandemia por Covid-19 que hemos experimentado en los últimos tres años, podemos notar que el ambiente de los negocios busca regresar a la normalidad, o a la ahora llamada nueva normalidad. La normalidad actual difiere de lo que teníamos antes de la pandemia; también es diferente de la que vivimos en años anteriores. Los hechos son los hechos, y a pesar de presentarlos o verlos con puntos de vista diferentes, éstos se mantienen. Las crisis ayudan a reinventarse, pero también provocan que los consumidores modifiquen sus consumos.

Actualmente podemos decir que vivimos cambios generacionales que tendrán impacto en pocos años. La generación que gustaba de ciertos productos en el pasado, ahora es mayor de edad, envejece y modifica sus consumos. Los nuevos consumidores que veíamos al inicio del 2000, ahora son personas en sus 40, yendo a sus 50, con lo que sus necesidades y gustos cambian. La generación que nace a partir de los 2000 tendrá 30 años de edad muy pronto, buscando satisfacer sus necesidades y deseos de una manera diferente a las anteriores. 

Las preferencias de todo tipo de productos se ven afectadas por los cambios generacionales y los desarrollos que el tiempo ofrece. Los productos tienden a ser presentados de maneras más “modernas” o “contemporáneas” para que las nuevas generaciones los entiendan mejor y los consuman. Esas nuevas generaciones son las que consumirán mayoritariamente en el futuro. Puede ser que las generaciones anteriores acepten la modernidad de los productos, aunque es más probable que busquen mantener lo más estable posible su consumo. Veamos un ejemplo para entender esto mejor.

Pensemos en un producto que ha crecido mucho en México en los últimos 30 años como es el vino. Actualmente, en México se produce cerca del 20% del vino que consumimos, el resto es importado. Hace unos años los mayores consumidores de vino eran personas de más de 40 años. En el recién reporte de Wine Intelligence 2021 se indica que la mayoría de los consumidores de vino en México ahora se encuentran por debajo de los 35 años de edad. Lo anterior es contrastante con lo que sucede en otros mercados, como Estados Unidos o Europa, donde los consumidores de vino envejecen consumiéndolo, y los jóvenes prefieren otras bebidas, incluso algunas sin contenido de alcohol.

Sin entrar en los motivos, lo destacable del tema es que los consumidores cambian constantemente sus hábitos de consumo. Muchas veces de formas tradicionales o esperadas, pero otras más de manera diferente. Los mercadólogos debemos estar alertas a esos cambios para que cuando sucedan —antes, durante o después de una evento generacional o crisis—, podamos atender oportunamente a esas nuevas realidades o normalidades.