Comunicación interna, responsabilidad social corporativa y el manejo de crisis, fueron muy requeridas, tuvieron nuevos enfoques, revaluaciones y relevancia dentro de las organizaciones.
Algo que reveló también el sistema de salud global, fue la importancia de la visibilidad y empatía de los líderes para su organización. Empezando por los empleados y siguiendo con sus públicos, la demanda por la búsqueda de orientación y tranquilidad llegó hasta los líderes, a quienes además, se les exigía la certeza de que serían considerados a la hora de tomar decisiones y abordar el futuro del trabajo y los negocios.
Los profesionales de relaciones públicas están acostumbrados a crear un “liderazgo intelectual” (Thought Leadership en inglés) para sus clientes y ejecutivos, pero elaborar ese mensaje se ha vuelto más difícil en un entorno de baja confianza, por lo que el liderazgo de pensamiento no se trata simplemente de convertirse en el más visible. La expresión de ideas demuestra que se tiene dominio en un campo, área o tema en particular, pero compartir información con una audiencia tiene además que ser digerible, útil y predictiva.
Para lograrlo se debe crear una narrativa apegada a la marca, sus atributos y sus valores. Es vital conocer su voz y afinar una tonalidad que la refleje, ya sea que se esté comentando sobre temas de políticas públicas, tomando una postura sobre el cambio social o apoyando un programa de responsabilidad social corporativa. En este sentido, crear un contenido equilibrado es indispensable: más informativo, menos comercial.
Otro requisito de un programa de liderazgo de pensamiento activo es su cadencia y la mejor manera de lograrlo es apegarse a un calendario de contenido realista y alcanzable. Hay quienes tienen como estrategia opinar sobre las últimas noticias o tendencias, el problema es que nunca se tiene la certeza de cuándo van a suceder y si el tópico será compatible. Por eso, lo mejor es mantener un ciclo regular de producción, pues ello, además de darle estabilidad al equipo de contenido, crea expectativas en la audiencia.
En un entorno cada vez más polarizado, no es posible complacer a todo el mundo, siempre va a ver críticos y detractores, y para ello hay que estar bien preparados. Existen estrategias que incluso buscan generar polémica o estimular la conversación sobre algún tema. Sea cual fuera el propósito, siempre hay que estar dispuesto, encontrar la postura menos ofensiva y centrarse en los valores fundamentales de la organización.
Es entonces crucial contar con una estrategia. Estar preparado puede marcar la diferencia.
Trabajar de manera inteligente y no intentar ser un líder intelectual en todas las áreas de su industria, sino concéntrese en lo que sabe mejor y perfeccione ese mensaje. Es más efectivo profundizar en algunos temas, que salpicar demasiadas instancias complementarias.
El liderazgo intelectual no es algo que se crea de la noche a la mañana. Se necesita mucho más que un blog, presencia en redes sociales o participar en eventos profesionales para consolidarse como una figura de confianza en cualquier campo. La experiencia, la perspicacia y una perspectiva valiosa son elementos que conducen al estado de liderazgo intelectual.
La experiencia requiere tiempo, paciencia, trabajo duro y la voluntad de escuchar y aprender de los demás. Aquellos líderes que pueden observar y conectar información de varias fuentes generalmente estarán mejor posicionados para crear ideas basadas en las necesidades del mercado. La credibilidad combina esa experiencia con una medida de humildad, honestidad y aprecio por el aspecto humano de liderar personas.
En esencia, el liderazgo innovador es una estrategia de marketing que se enfoca menos en el contenido que vende y más en el contenido que lo establece como un experto en su ramo. El objetivo principal del liderazgo intelectual es ser reconocido como un experto y convertirse en un referente dentro y fuera de su organización, para su gente, en su industria, para el mercado, para los consumidores, ante los medios de comunicación y todos los públicos de interés. Eso “vende”.