La discusión de temas relevantes con la finalidad de que autoridades tomen decisiones para alcanzar objetivos concretos para nuestra estrategia de comunicación lleva el nombre de cabildeo político.
El cabildeo es una herramienta para la que debemos tener presente las necesidades de nuestros clientes, hacer un análisis de lo que podríamos lograr si las leyes o normas de nuestro país fueran diferentes y con esto, generar y mantener un diálogo estrecho con los tomadores de decisiones, en este caso, las autoridades.
En una forma de gobierno como la actual, el cabildeo político, práctica que nació en los sistemas políticos del siglo XVIII, representa una necesaria forma de inclusión ciudadana dentro de la política. Sin ella, la democracia actual no funcionaría de la misma manera.
Una actividad como el cabildeo puede verse desde distintas aristas. Si bien los principales beneficiados son quienes realizan un buen trabajo ante las fuerzas políticas, llámense empresas, asociaciones o grupos de publirrelacionistas (cabilderos, en este caso), es importante aceptar que se trata de una importante y necesaria participación ciudadana dentro de las decisiones que usualmente suelen tomarse en las altas esferas del gobierno o en los congresos; es, pues, efectiva arma con la que se fomenta la democracia.
Como todo lo que implica el contacto con el poder y las tomas de decisiones que afectarán a toda la población, hasta cierto punto el cabildeo podría estar desprestigiado entre algunos grupos de la ciudadanía, que tienen la idea errónea de que esta práctica sólo puede lograrse con malas prácticas, corrupción y presión sobre los representantes ciudadanos en los congresos. La realidad es que uno de los principales ejes sobre los que debe girar el cabildeo, en principio, debe ser la ética.
Aquellos que echan mano de este útil instrumento de negociación, deben de poseer la una vasta ética que dicta que no sólo deberán buscar el beneficio de la marca que representen. Como toda acción que tiene que ver con la política, es primordial buscar hacer el bien común y encontrar con sus esfuerzos un beneficio para la sociedad.
Así como un buen publirrelacionista se conduce en otros aspectos de su oficio, el del cabildeo no debe ser la excepción y siempre debe sobresalir un dialogo cordial, democrático y sin más objetivos que manifestar las ideas que harán que los procesos de creación y modificación de las leyes estén más acordes con la realidad ciudadana.
Los buenos argumentos y una maestría para convencer son elementos necesarios para que un experto en relaciones públicas demuestre su expertise para conseguir su objetivo. Sin olvidar que es indispensable un buen conocimiento del entorno político, social y económico de la causa que están impulsando.
De la misma manera en que un experto en RRPP se involucra en la industria a la que pertenecen sus clientes, se debe tener un amplísimo conocimiento de las inclinaciones y voluntades de las autoridades, así como de los actores que podrían ser los aliados estratégicos con los que podrá recorrer el camino de la negociación para obtener resultados positivos.
En mi experiencia puedo mencionar que el cabildeo político es una de las herramientas más efectivas y poderosas dentro de las estrategias de comunicación. Hacerlo bien es un arte y representa por completo la esencia de las relaciones públicas. Es primordial dominarlo si realmente queremos que la denominación de “publirrelacionistas” pese sobre nuestras cabezas.