El poder de la comunicación a través de la publicidad ha apostado a actividades creativas que pretender cumplir con expectativas, como desafiar a los consumidores, ejecutando las estrategias en entornos donde queda evidente el poder de las personas y la presencia secundaria, pero determinante de las marcas.
Dentro de las industrias creativas, la publicidad se ha interesado por generar acciones que parecen estar orientadas a motivar medidas que pretenden entender el desempeño de la gente ante situaciones, exaltando los aspectos tanto positivos como negativos que surge de ello.
Esto ha sido posible con campañas cuya línea creativa se centra en poner las cartas sobre la mesa, es decir, logra mostrar al consumidor y su reacción ante situaciones sociales que comprueban el punto que las marcas tratan de demostrar, cuando se suben a un fenómeno en el que participan como una empresa socialmente responsable.
La responsabilidad que las marcas tienen con la sociedad no solo es un tema obligado en el diseño de un protocolo de las grandes compañías, se trata de una obligación por la trascendencia que logran en las vidas de los consumidores, pues se trata de productos demandados a partir de necesidades o experiencias que obliga a los consumidores a adquirirlos.
Entonces tenemos dos aspectos muy interesantes hasta ahora. Primero nos encontramos con el factor de responsabilidad social de las marcas, debido a que viven junto al consumidor en todo los momentos de su vida.
Segundo, nos encontramos ante líneas creativas dentro de piezas publicitarias que nos hacen descubrir la apuesta de las marcas por comprometer al mercado con sus causas sociales o dejar en claro su participación dentro de determinados fenómenos, con la finalidad de poner en relieve sus marcas en las mentes de los consumidores.
Una de las marcas que cumple con estas circunstancias es Burger King con su campaña Bullying Jr. en donde muestra cómo un niño sufre de bullying al interior de un restaurante de la cadena.
La campaña a cargo de la agencia David Miami, también muesta a un empleado maltratar una Whooper Jr., hecho que llevó al total de los consumidores a quejarse y pelear por su comida mal servida, mientras que ninguno de ellos, salvo una mujer, intervino para auxiliar al niño que fingía ser víctima de bullying.