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Los jefes empresariales tiene que lidiar con una brecha laboral enorme. Por un lado: millennials ; por el otro, personas mayores a 55 años.
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Para 2020, los millennials representarán más de la mitad de la fuerza laboral mundial.
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Dentro de la industria, hablar sobre las preferencias y los hábitos de los millennials es una de las cosas más comunes en la actualidad. Entre otras cosas, se destaca que carecen de ciertas habilidades en un espacio laboral, de comunicación, que son apáticos y que solamente están conectados a Internet y redes sociales.
De hecho, el impacto de estos dichos también ha llegado a otros segmentos, como el campo laboral. Comentarios como “son personas jóvenes que no aguantan estar en la oficina” y otro tipo de despectivas, incluyendo que odian hablar con ‘personas’, son cada vez más utilizados.
Sin embargo, el hecho de que sean “afines a la tecnología” solamente responde a una reciente inquietud por adaptarse a los cambios. Lo cierto es que, independientemente de la industria en la que se encuentre, los objetivos en el lugar de trabajo son cada vez más exigentes, por lo que es importante el uso de la inteligencia artificial y otras herramientas digitales para hacer frente a ciertas tareas.
Por otra parte, por más óptimo que se encuentra un sistema digital, cuando se trata de servicio al cliente, las personas siguen prefiriendo el contacto humano. La realidad a la que se debe llegar es un punto de equilibrio entre aprovechar la automatización, sin permitir que haga todo el trabajo, y atender las necesidades de los consumidores por otros canales.
¿Qué significa esto para el futuro de las empresas?
Si bien todos los profesionales pueden participar en algún lugar de trabajo, este hecho no significa que los millennials no se ajusten a este modelo laboral. El futuro de las comunicación en las empresas cambiará, pero esta situación no tiene relación directa con esta generación, la conexión se da con el avance y la evolución de las tecnologías en espacios de trabajo.
La empresa de software ABBYY ha revelado una brecha generacional en lo que respecta a las preferencias de comunicación humana, frente a la automatización y el uso de herramientas digitales en las oficinas. Actualmente, uno de cada diez trabajadores prefiere delegar responsabilidades de comunicación, como hablar con los clientes, a los servicios digitales.
Incluso el 4 por ciento de empleados mayores a 55 años haría lo mismo, si tuvieran la oportunidad y el “conocimiento” de hacerlo. Entre otros resultados, se esclarece que a 17 por ciento de personas entre 18 y 34 años les desagrada hablar de manera directa con los clientes; y poco menos de la mitad (7 por ciento) le daría prioridad a la comunicación con sus colegas.
De ellos, el 10 por ciento delegaría por completo la comunicación utilizando chatbots. Sin embargo, pese a que su uso se ha extendido, todavía resulta importante entender y comprender en qué tipo de tareas se requiere interacción personal y contacto directo, y en cuáles no.
Por su parte, Neil Murphy, gerente de desarrollo de negocios globales de ABBYY, indica que también hay estereotipos sobre los trabajadores. Por ejemplo, revela que 60 por ciento de los empleados mayores de 55 años tienen problemas para hacer tareas que los servicios electrónicos enfrentan de inmediato.
De esta forma, existe el riesgo de que la negativa a utilizar herramientas de automatización pueda ocasionar una gestión eficiente, además de que provocaría una pérdida del tiempo y falta de productividad entre trabajadores mayores.
En contraparte, 21 por ciento de millennials permitiría que la automatización se haga cargo de estas tareas laborales más rutinarias, ya que solo 1/3 de ellos cree que pueden hacer un mejor trabajo que un robot, mientras que más del 50 por ciento de personas mayores a 55 años confían en sus habilidades laborales y creen que son mejores a lo que hace la tecnología.
Sin duda, estos datos se deben tomar en cuenta, ya que esto significa que los trabajadores más jóvenes prefieren evitar la creatividad, cuando se trata de tareas y objetivos en el trabajo; y en cambio, los trabajadores mayores quieren dejar de intentar utilizar los servicios automatizados en trabajos administrativos, dejando poco tiempo para otro tipo de tareas.