El gobierno del presidente Michel Temer anunció la idea de privatizar la empresa eléctrica de mayor envergadura de América Latina. Se trata de Eletrobras, compañía de la que el Estado de Brasil posee el 63%.
El objetivo, según el gobierno brasileño, aumentar la recaudación y evitar otro colapso en las metas del déficit fiscal.
Tras este anuncio, las acciones de la compañía se dispararon un 48% en la bolsa de San Pablo.
Con esta decisión, el gobierno espera recaudar unos 20 mil millones de reales (alrededor de 6.300 millones de dólares). “Es una operación que debe ocurrir a inicios de 2018“, dijo este martes el viceministro de Minas y Energía, Paulo Pedrosa. Por su parte, el ministro del área, Fernando Coelho Filho, agregó: “No hay espacio para aumentar las tarifas y trasladar precios al consumidor. La salida es abrir el capital y buscar inversión”.
De acuerdo con lo explicado por los responsables de Energía, el gobierno federal reducirá su participación al 47%, manteniendo la acción de oro (golden share).
Brasil está encerrado en un problema con difícil solución. Por un lado, la sociedad está al límite y ya no tolera aumentos de tarifas. Por otro, las metas fiscales autoimpuestas para 2018 son inalcanzables y necesita de fondos de manera urgente. En ese escenario, ya no hay espacio para nuevos recortes en los ministerios, algunos de los cuales funcionan con presupuestos mínimos.
El modelo que será adoptado para la privatización es similar, dijeron, al usado en la década de 1990 para vender al mayor fabricante de aviones de la región, Embraer, y la minera Vale.
Antecedentes
En Argentina, la venta de las compañías eléctricas y de gas, las aerolíneas, los ferrocarriles y las telefónicas durante la misma década permitió el ingreso de capitales frescos, sin embargo la solución fue coyuntural y el servicio no mejoró sustancialmente. Al mismo tiempo, el déficit público siguió creciendo hasta desembocar en el derrumbe de 2001. ¿Lo logrará Brasil?
La ex presidenta Dilma Rousseff, reemplazada por Temer a través de un impeachment en 2016, denunció que la venta de Electrobras “será un crimen contra la soberanía nacional, contra la seguridad energética del país y contra el pueblo brasileño, que tendrá una cuenta de luz más alta”.
Para Rousseff, no se tiene en cuenta que Electrobras “garantiza el acceso a la energía eléctrica a un país de dimensiones continentales, con una población de más de 200 millones de habitantes y una economía diversificada”.