Por Pamela Luna
Nunca antes los virus habían sido tan famosos, llamativos y con implicaciones publicitarias en el mundo. En México están incubados en aras de desarrollarse.
En algún lugar de Nuevo León, dos niños intentaban cruzar un río. El primero que lo logró, hizo todo lo posible para que el segundo no pudiera. Después de la discusión obvia y de las sacudidas del improvisado puente, el segundo niño cayó. Su nombre: Edgar. Seguramente muchas personas conocen este caso que más que causar enojo o indignación por burlarnos de la caída de un pobre niño, fue un video que recorrió muchas pantallas en todo México y el mundo. Y lo que parecía un chiste más que llega por correo electrónico, se convirtió en parte de una estrategia para Gamesa y sus galletas Emperador desarrollado por Olabuenaga Chemistri.
El resultado, según Jorge Cuchí, director general creativo de la agencia, es que produjo casi un millón de dólares en publicidad gratuita, gracias a que muchos periódicos, programas de televisión y páginas de internet publicaron el anuncio denominado La venganza de Edgar. Este caso es uno de los primeros esfuerzos de mercadotecnia viral que se realizaron en México. Además, al buscarlo en Google, se ofrecen 275 mil resultados. Los pocos virales que existen en México llaman la atención precisamente porque no es una estrategia a la cual las marcas le dediquen gran cantidad de recursos. Contrario a lo que sucede en otras partes del mundo como Europa y Estados Unidos, en México los clientes aún no se han dado cuenta del potencial que este recurso trae, y, por ser todavía poco conocido, no se atreven a destinar parte de su inversión publicitaria para explotarlo.