Los nuevos proyectos son una oportunidad de ampliar los alcances de los profesionales del marketing, o a veces esta responsabilidad recae en los mismos promotores de los proyectos.
Puede tratarse de proyectos de emprendimiento, pymes o starups. En este último terreno, la región de América Latina y el Caribe tuvo la mayor tasa de empresas emergentes en todo el mundo en 2017, con cerca del 11.7 por ciento de la población en edad de trabajar se involucra con nuevas actividades empresariales.
El especialista Rafael Gárate reflexiona acerca del branding en el terreno de las pequeñas y medianas empresas y hace las siguientes recomendaciones.
- Crea una identidad corporativa de dentro hacia fuera y proyéctala: Cuando se inicia un negocio, lo más complicado es tener capital para contratar a gente con experiencia que nos ayude a crecer, sin embargo, no sólo es recomendable buscar a personas capaces y con experiencia, también debemos buscar personas que compartan la ideología y los valores de la empresa. No hay que tener miedo de contratar gente más talentosa y brillante que nosotros hay que tener miedo de contratar personas que no compartan la ideología de la compañía sin importan su talento.
- Investiga y diferénciate: Se dice que todo está dicho y no hay nada nuevo bajo el sol, sin embargo, la mejor manera de desarrollar un diferenciador en nuestro negocio es observando a la competencia. Seguramente podemos encontrar algún error en su servicio o producto que nosotros podemos aprovechar y hacer diferente, o porque no, encontrar las cosas que otros hacen bien y mejorarlas. A veces en lo que todos hacen, hay algo que nadie ve. Busca lo que te hace diferente, aprópiatelo, proyéctalo y hazla una virtud.
- Coherencia: Busca que tu imagen corporativa vaya acordé a los valores que proyectas, afianza tu mercado, encuentra un diferenciador y no renuncies a tus valores. Cuida los detalles, el qué y cómo se dice, puede ser de vital importancia.
- Delivery: Cuando nos contratan, ofrezcamos aquellos productos o servicios que sepamos que podemos entregar conforme a las expectativas del cliente, acorde a la imagen que queremos proyectar.
- Autocrítica: Tratemos de ser objetivos y busquemos errores. Nadie es perfecto. Si nos cuesta trabajo encontrar nuestros “puntos flacos” invitemos a gente externa para que analice nuestro negocio y nos ayude a pulir esos detalles que no siempre se encuentran a simple vista. Al principio, no es necesario invertir en consultores o “magos” de los negocios. Aprendamos a escuchar y a observar, lo más importante es conocer al mercado al que vas dirigido: qué opinan, qué esperan, cómo se desenvuelven.
- Marca: Siempre usemos nuestra marca. Hagamos crecer la reputación y conocimiento de nuestra empresa. Concentrémonos en ser identificados por el talento y fortalezcamos ese diferenciador que a la larga nos posicionará como una empresa seria y comprometida.